El gabinete de abogados Mossack Fonseca, en el centro del escándalo de los “Papeles de Panamá” sobre paraísos fiscales, tiene más oficinas en China que en cualquier otro país, pese a que el régimen comunista se jacta de controlar estrictamente la salida de capitales del país.

El análisis de millones de documentos procedentes de Mossack Fonseca ha revelado la presencia de varios altos cargos de la política china- Pero más allá de las familias de estos dirigentes —incluido el mismo presidente Xi Jingping— la segunda economía mundial representaba para la firma panameña un importante filón de clientes adinerados.

Mossack Fonseca, especializada en la creación de empresas instrumentales y elaboración de montajes jurídicos para ocultar la procedencia de los fondos invertidos, posee oficinas en ocho ciudades chinas, según su web.

Entre ellas se encuentran los centros financieros de Shanghai y Shenzhen, los puertos de Dalian, Qingdao y Ningbo, Hangzhou —una metrópolis industrial cercana a Shanghai— o la capital provincial de Jinan (Shandong, este), un centro de la industria del carbón.

Completa la lista la plaza financiera de Hong Kong, un territorio que dispone de una gran autonomía y vía de acceso privilegiada a la China continental.

Es en Hong Kong donde la firma panameña tiene el mayor número de “intermediarios” (abogados, bancos…) que le envían clientes, muy por delante de Reino Unido y Suiza, según los datos revelados por más de 100 medios coordinados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

Un informe interno de Mossack Fonseca estableció, según el diario The Guardian, que la mayor proporción de los clientes de la firma provenían de China continental, seguido de Hong Kong.

Los “Papeles de Panamá” desvelan la presencia de “al menos ocho miembros, antiguos o actuales” del todopoderoso comité permanente del Buró político del Partido comunista chino entre los clientes del gabinete panameño, así como varios miembros de la familia de Xi Jingping.