Los cánones de belleza masculinos han dado un giro importante en las últimas décadas, por eso es normal ver a hombres caminar por las calles con una apariencia cuidada, un físico trabajado y un gusto especial por la moda. Algo que antes era escenario sólo de ellas, hoy también se adueña del pensamiento de ellos.

Este universo plagado de belleza, donde la buena “facha”, la musculatura y la preocupación por proyectar una imagen perfecta hacia el resto tiene una gran limitante por parte de los mismos hombres, quienes al momento de preguntarles por la apariencia de otro varón recurren a una serie de eufemismos y se niegan a reconocer que el chico que tienen frente a sus ojos es guapo y sexy.

Es que un hombre heterosexual no reconocerá nunca que otro hombre se ve bien, a lo más podría indicar que viste elegante, que posee un estilo particular o simplemente que tiene arrastre con las chicas; sin embargo, asumir que es “guapo” sería como una especie de humillación a su propia masculinidad.

Y es en que esta sociedad donde el patriarcado impera, a diario los hombres se aferran a conceptos más sutiles como el término “atractivo” por si ven en revistas o en televisión a un galán de esos que sacan más de un suspiro femenino. Palabra que viene a reemplazar al de “guapo” y que es utilizado por ellos solamente para referirse a iconos de belleza masculinos y que no necesariamente representan el gusto individual.

Al parecer un pensamiento bastante extraño si es que lo comparamos con el de ellas, chicas que muchas veces sin pelos en la lengua no tienen problema en declarar cuando otra mujer les resulta sexy. Es por eso que surge la siguiente interrogante ¿A qué se debe tal forma de pensar?.

“Dicho pensamiento radica en que el sexo fuerte aún es prisionero de una tradición que lleva años presentes en la sociedad y que pese al destape que se vive hoy, aún no logran liberarse por completo de las ataduras sociales que bloquean la manera de actuar y pensar de muchos hombres”, indicó Paulina Valenzuela, psicóloga clínica.

En el mismo plano, la revista masculina GQ asegura en una de sus publicaciones que hace diez años atrás describir a otro hombre como guapo era una garantía absoluta de insultos homofóbicos entre círculos de hombres heterosexuales. Por lo tanto, quizás eso explique por qué seguimos teniendo ese bloqueo en el cerebro y sobre todo en la lengua cuando vemos a Cristiano Ronaldo en una portada de revista o apreciamos las fotografías de David Beckham posando para la nueva colección de una firma internacional.

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Es que nadie puede mirar tales imágenes y no pensar en el tipo de hombre que tienen en frente, sin embargo el miedo al que dirán de nosotros nos hace callar, haciendo que ese pensamiento -aunque sea de admiración o envidia por su físico- nunca se manifieste.

“Ese freno que un gran número de hombres padece a diario se traduce solo en una frase, “temor a hacer el ridículo frente al grupo de amigos”, ya que tal opinión sobre el estilo de un artista, modelo o actor puede ser el blanco de criticas, burlas o comentarios mal intencionados”, señaló la profesional.

Pero los obstáculos psicosociales son sólo eso, limitantes que en gran medida paralizan a millones de personas a actuar como realmente ellas desearían. Sin embargo, para poner fin a tales represiones y pensamientos un tanto conservadores posiblemente tengamos que esperar un par de años de modernidad.

¿Y frente a una mujer los hombres actúan de semejante forma? En ese contexto ellos no pueden darse el lujo de que ellas los vean por debajo del prototipo de macho alfa que a diario se esfuerzan por proyectar, por eso, si te muestra un hombre de físico espectacular, él solo se limita a decir: “Bueno, es guapo, pero ya sabes que a mí los hombres no me interesan”.

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“De una u otra forma el heterosexual se pone el parche ante la herida y se anticipa a cualquier pregunta de índole sexista por parte de la fémina, por esa razón deja claro que si bien el galán de la imagen tiene buen aspecto, a él no le interesa hablar de hombres ni mucho menos está dispuesto a admirar a otro por su belleza”, afirma la psicóloga.

Frente a esta temática, la profesional es enfática al decir que tanto las inseguridades masculinas más la presión social representan el gran obstáculo por el que muchos hombres se limitan a decir lo que piensan. Asimismo, existe otro grupo de machos que al sentirse observados por sus pares reaccionan de mala forma o se sienten intimidados por ellos.

Mismo fenómeno por el que un gran número de hombres prefiere no excederse en los cuidados estéticos, vestuario o culto al cuerpo, ya que aparte de sentirse observados y ser el blanco de críticas por parte de los hombres más tradicionales, son catalogados como “homosexuales” por sus pares o por chicas que prefieren al hombre rudo y conservador.

Y es que nadie dijo que vivir en el siglo XXI fuera fácil, pues pese a los adelantos y a la apertura social aún existen una serie de barreras convencionales “ridículas” que limitan a que un gran número de hombres actúen libremente, pese a tener claras sus preferencias sexuales.

Dicha muralla está cargada sólo hacia un lado, ya que hoy no existe problema para hablar de las mujeres en clave sensual, pero si preguntamos quién es el macho que se atreve a decir lo sexy que se ve Ryan Gosling en Crazy, Stupid, Love o lo estupendo que está Zac Efron en “Guardianes de la Bahía” sólo escucharemos un “cri cri, cri cri”.

“Y aunque muchos hombres se esfuerzan a diario por parecerse a uno de esos galanes, prefieren omitir tal información. Sin embargo, no tiene nada de malo que tengas un modelo de hombre a seguir o sigas un patrón, lo importante es sentirse cómodo y seguro de lo que uno es y desea ser”, finalizó la experta.