Las personas que sufren del síndrome de Cotard piensan que están muertos, no sienten emociones, creen que se están pudriendo por dentro y algunas quieren pasar su tiempo en el cementerio e incluso en la morgue. En BioBioChile te contamos de qué se trata.

Una mañana del año 2013, Esmé Weijun Wang despertó a su marido antes de que hubiera amanecido para darle una noticia que recién procesaba: había muerto un mes atrás en un viaje en avión. Desde hace ya un tiempo, Wang no sentía deseo de comer y no quería hablar ni trabajar: “Comencé a creer que estaba en la perdición o en algún tipo de infierno”, aseguró en una entrevista en el Washington Post.

Esme Wang | Blog

Esme Wang | Blog

“Estaba condenada en un mundo que no era mío, en un cuerpo que no era mío. Condenada a estar con criaturas y personas que imitaban el hermoso mundo que alguna vez conocí, pero no producían ninguna emoción en mí”, cuenta Wang en un ensayo que escribió y que se titula Perdition Days, donde relata su experiencia, incluyendo los tratamientos a los que se sometió y de cómo fue recuperándose de a poco, así también los pensamientos que la aquejaban.

Wang sufría de un tipo de psicosis llamado síndrome de Cotard descrito por primera vez en 1882 por el doctor francés Jules Cotard, quien lo definió como un delirio de negación, donde las personas que lo experimentan creen que han fallecido o que alguna parte del cuerpo les dejó de funcionar. El primer caso registrado por el neurólogo francés, se trata de una mujer a quien la apodaron Madamoiselle X que sostenía que no tenía cerebro, nervios, pecho, intestinos y estómago, que era sólo piel y huesos de un cuerpo en descomposición. Además no sentía necesidad de alimentarse, lo cual finalmente la llevó a morir por inanición (y esta vez de veritas).

Jules Cotard

Jules Cotard

Algo huele mal

En el año 2008 la familia de la señora L, una mujer filipino-estadounidense de 53 años, llamó al 911 después de que ésta se quejara que olía a carne podrida y que estaba muerta, además deseaba que la llevaran a la morgue para poder estar con otros cadáveres. La mujer se sentía somnolienta, pasaba mucho tiempo en cama, tenía poca energía y estaba sin hambre, además había perdido el interés por bañarse y arreglarse, caso publicado en la Biblioteca de Medicina Nacional de Estados Unidos.

El deseo de estar entre los muertos parece ser un denominador común en las personas que se ven aquejadas por esta condición. Así lo confirma Haley Smith, una adolescente de 17 años que pasó tres de ellos creyendo que había dejado de vivir. “Fantaseaba con hacer picnics en las tumbas y pasaba largas horas mirando películas de horror porque ver a zombis me hacía sentir relajada, como si estuviera en familia”, contó en una entrevista con el sitio británico Daily Mail el año pasado.

En su camino para recuperarse, Smith aseguró que una de las cosas que la ayudaron a sentirse mejor fue ver muchas cintas de Disney: “La Sirenita, Aladdin, La Bella Durmiente, Bambi. Las vi todas. Le preguntaba a mi pololo Jeremy: ¿Cómo puedo estar muerta cuando Disney me hace sentir así de bien?”.

ABC News publicó en el año 2013 el caso de un hombre identificado como Graham quien luego de intentar suicidarse bañándose con un electrodoméstico, despertó con la sensación de que su cerebro estaba muerto, ya que se le había freído. “Perdí mi sentidos del olfato y del gusto. No necesitaba comer, hablar o hacer nada. Terminé pasando el tiempo en el cementerio porque era lo más cercano que podía estar de la muerte”, explicó al sitio Newscientist.

Lo increíble de este caso viene aquí: a Graham se le realizó una serie de escáneres PET y al respecto el doctor Steven Laureys, de la Universidad de Liège en Bélgica, contó a Newscientist que ha revisado escáneres por más de 15 años y nunca había visto a alguien con un resultado tan anormal caminando en dos pies: “La función cerebral de Graham se parece al de una persona bajo los efectos de la anestesia o dormida. Ver este patrón en alguien que está despierto es único en mi conocimiento”. En resumen, su cerebro estaba intacto, pero se asemejaba al de una persona en coma.

El psiquiatra Jesús Ramírez-Bermúdez del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México, experto en el síndrome Cotard, establece en un paper publicado en la revista Journal of Neuropsychiatry, que esta enfermedad puede ser desencadenada por un problema psiquiátrico o neurológico. Y además explica que en algunos de los casos los pacientes con este delirio piensan que están muertos, mientras que un porcentaje menor, paradojalmente, cree que es inmortal.

Otro dato importante que destaca el paper es la escaza información que existe sobre esta extraña enfermedad. Hay una carencia de instrumentos clínicos y criterios de diagnóstico para medirlo. Una de las conclusiones más potentes del paper es que la depresión psicótica y la melancolía ansiosa tienen una presencia importante en muchos de los pacientes con este delirio, a pesar de que la depresión no es necesaria ni suficiente para explicarlo, pero establece un piso para la aparición de éste.

Una enfermedad bastante bizarra y espeluznante: sentir que no hay conexión con tu propio cuerpo, perder la capacidad de experimentar emociones, pensar que te estás pudriendo por dentro y creerse atrapado en el purgatorio. El terror de los verdaderos zombis.