Desde hace un par de años miles de personas alrededor del mundo ha visto cómo en algunas murallas de sus ciudades se pueden ver unidades USB incrustadas en paredes.

Ello ha causado cierta suspicacia y un manto de misterio al asunto, que puede generar todo tipo de elucubraciones de parte de las persona. Sin embargo su objetivo es más que bondadoso.

Así lo ha revelado el sitio especializado en tecnología Portaltic, que ha detallado que el proyecto comenzó en 2010 por el artista alemán Aram Bartholl, quien ha querido crear una red P2P (persona a persona) anónima y física, donde se pueda interambiar archivos sin tener que usar Internet.

Lo que comenzó con cinco memorias USB escondidas en algunas murallas de Nueva York, es hoy un asunto de miles de estos dispositivos ocultos en diversas partes del planeta. Al proyecto se le conoce además como “dead drop”.

¿Pero no es esto peligroso? Claro. Así lo reconoció su autor, que advirtió que algunas personas podrían usarlo de forma oscura. “Las ‘dead drops’ pueden usarse idebidamente en beneficio del software malicioso”, advirtió Bartholl.

Su uso original

El objetivo de estas unidades es que las personas puedan descargar archivos, ya sea música, fotos y hasta videos, evitando así el rastreo que genera Internet al usar -por ejemplo- uTorrent.

Según deaddrops.com, hay más de 1.625 unidades USB repartidas en el mundo, no siendo Chile una excepción.

Una personas de hecho reportó haber colocado una detrás de los edificios de la Costanera Sur, en Santiago. “Detrás de los fumadores, detrás del ruido y cerca del río. Mejor llevar cable”, describió.

deaddrops.com

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¿Cómo participar?

Si quieres compartir archivos con algunas personas, basta con que encuentres algún muro y hagas un hoyo pequeño. Colocas el USB con el conector hacia afuera, le tapas con pasta o cemento, y listo.

Aquí el cómo hacerlo de voz del mismo autor de la iniciativa.