Un crudo testimonio del atentado de Bruselas se conoció este viernes, cuando el país europeo aún trata de volver a la normalidad luego de los sangrientos ataques que dejaron una treintena de muertos, el peor atentado de la historia de Bélgica.

Según publica El País de España, se trata de J.D.R., uno de los conductores del Metro de Bruselas que conducía el convoy inmediatamente detrás del que fue atacado por los terroristas. Testigo privilegiado, vivió en carne propia el miedo ante el espeluznante atentado, y aún sufre las concecuencias de lo vivido.

“¡Cortad la electricidad! ¡Algo grave pasa en el metro de enfrente!”,
fue la primera comunicación que recibió de la encargada de la comunicación radial interna, y que de inmediato reveló que algo andaba mal. Segundos más tarde, se escuchó al conductor del tren atacado: “He tenido una explosión muy grave. Voy a ver qué pasa”.

“Pasaron dos o tres segundos hasta que llama a la seguridad y pide que envíen todo lo posible diciendo que lo que hay es terrorífico y horrible. Al oír su tono de voz, su gravedad, sentí escalofríos. Llevo dos noches sin dormir. Solo me viene a la cabeza eso”, relata al prestigioso diario hispano.

Y pese al miedo que hubieran más atacantes, pidió a los pasajeros descender del convoy, tratando de mantener la calma, pese a los cadáveres que sabe que están unos metros más adelante. “Si hubieran notado que estaba nervioso, el pánico hubiera cundido e imagínate 500 personas corriendo”, relata.

Agradecido de su fortuna, reconoce que “si el suicida acciona los explosivos cinco minutos más tarde, me pilla a mí”. Quizás su repuesta no habría sido la misma que su compañero, quien mantuvo también la sangre fría para ordenar la evacuación en medio de los cuerpos en el andén.

Una vez afuera, volvió a ingresar junto a la policía, en una escena casi cinematográfica. “La policía bajó del coche pistola en mano, metralleta al hombro. Aquello parecía una película, fui con ellos por si había alguien escondido”, añade.

No obstante las medidas de seguridad, reconoce que “el miedo en el cuerpo sigue estando ahí por muchos medios que pongan. El militar te puede defender si vienen con metralletas pero alguien con un cinturón de explosivos debajo igual te guiña el ojo y se hace explotar”