Lo que tradicionalmente era una fiesta, por primera vez transformaba a la Catedral San Mateo de Osorno en un verdadero coliseo romano.

Mientras un centenar de personas se encontraban prestas a recibir a la autoridad católica al interior del centro ecuménico, más de 300 se encontraban en las afueras gritando “fuera Barros”.

La multitud que irrumpió en la catedral mientras el obispo desfilaba junto al nuncio apostólico Ivo Scapolo, desatando un caos nunca visto en Osorno y sorprendiendo incluso a periodistas internacionales que llegaron a cubrir el evento.

En 2015, Barros llegaba a la región de Los Lagos con una pesada carga a sus espaldas: haber sido discípulo de Fernando Karadima, sacerdote condenado por el Vaticano por abusos sexuales, delitos en los que Barros es sindicado como encubridor por las víctimas que se atrevieron a denunciar al ex párroco de El Bosque.

Desde su nombramiento como obispo de Osorno, el movimiento de laicos ha sido intransable, poniendo como condición que Barros renuncie o sea destituido por el Vaticano.

Juan Carlos Claret, vocero de los laicos de Osorno, señala que simplemente no creen en su inocencia, pues existen fallos judiciales y canónicos que acreditan que Barros sí estuvo vinculado a Karadima.

Durante la tarde de hoy protestarán nuevamente en las afueras de la catedral San Mateo, anunciando que este año se radicalizarán las manifestaciones, incluso con actividades en Valdivia y otros puntos del país.