El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva volvió a vestirse este viernes de líder obrero en Sao Paulo, en la manifestación de defensa del frágil gobierno de su sucesora Dilma Rousseff, amenazada por un juicio de destitución.

El ex mandatario se dirigió a la multitud -que lo ovacionó- y señaló que “No vamos a aceptar que haya un golpe”.

Lula, recientemente nombrado jefe del gabinete de Rousseff e investigado por corrupción, fue ovacionado por miles de personas en la ciudad donde en los años 80, el entonces líder sindical, dirigió las huelgas contra la dictadura militar.

El ex mandatario, de 70 años, vestido con una camisa roja, saludó desde lo alto de un camión a la multitud, constató una periodista de la AFP.

También las calles de Rio de Janeiro, Brasilia y de varias ciudades del noreste, bastión de Lula, se cubrieron con los colores rojos del Partido de los Trabajadores (PT) y con pancartas de apoyo a Rousseff.

“¡No al golpe!”, gritaban los manifestantes, en referencia al proceso de destitución de Rousseff que ya está siendo debatido en la Cámara de Diputados.

El gobierno se anotó una victoria este viernes, cuando un tribunal anuló la segunda medida cautelar que bloqueaba la toma de funciones del ex presidente Lula como jefe del gabinete. Medios de prensa aseguraron sin embargo a media tarde que un juez del interior de Sao Paulo admitió una tercera cautelar.

“No al golpe”

“¡Lula, guerrero, del pueblo brasilero!”, coreaban los manifestantes en la avenida Paulista, en pleno centro financiero de Sao Paulo, pocas horas después de que la policía desalojara con chorros de agua y bombas de ruido a unos 150 opositores que ocupaban la vía desde el miércoles.

Los organizadores de la marcha pro gobierno -el PT, la Central Única de Trabajadores (CUT) y diversas organizaciones sociales- pretenden reunir por lo menos 100.000 personas en Sao Paulo.

Agencia AFP

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