La Filarmónica y Chudowsky vuelven a lucirse con la Sinfonía “Leningrado” de Shostakovic

Lluis Gene / AFP
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La Orquesta Filarmonica de Santiago, una vez más conducida por la espléndida batuta de su titular, el ruso Konstantin Chudowsky, ofreció en su segundo concierto de la temporada 2016 del Teatro Municipal de Santiago, una excelente versión de la Séptima Sinfonía en Do mayor, opus 60, “Leningrado”, del compositor ruso Dmitry Shostakovich.

En la oportunidad, la agrupación musical fue reforzada en el número de músicos a más de un centenar y en que el puesto de Concertino, lo ocupó el joven violinista australiano Tristán Selke, quien es integrante de la Filarmónica de Oklahoma. Este músico, en su calidad de concertino ayudante, remplaza a la titular, la norteamericana Holly Welscamp, quien se encuentra con licencia médica.

Esta obra, es un símbolo artístico del terror, hambre y destrucción que el ser humano puede causar y en la cual Shostakovich (1906-1975), rindió homenaje a las víctimas del Sitio de Leningrado, uno de los asedios más cruentos de la Segunda Guerra Mundial. Compuesta en 1941, está dedicada a la ciudad de Leningrado, que al momento de la composición vivía el asedio por parte de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Fue estrenada el 5 de marzo de 1942 en Kúibyshev bajo la dirección de Samuil Samosud. Obtuvo un notorio éxito tanto en la Unión Soviética como en el resto del mundo. Desde entonces es quizás una de las sinfonías más conocidas del compositor.

Según sus propias palabras, Shostakovich quería expresar musicalmente a su país en guerra. Inicialmente cada movimiento tendría un subtítulo que serviría para dar una idea programática de la obra, pero finalmente el autor desistió de esta idea. Los subtítulos eran: “Guerra”, “Memorias”, “Los grandes espacios de mi patria” y “Victoria”.

La sinfonía dura entre 75 y 80 minutos, siendo la más larga del compositor. Está dividida en cuatro movimientos:

Allegretto, 
Moderato (poco allegretto),
 Adagio,
 Allegro non troppo

La versión que se escuchó en el Municipal de Santiago, con un conductor enérgico, talentoso y muy conocedor del texto, contó con un elenco musical disciplinado, ordenado y aplicado; a ratos, brillante.

El director Chudowsky, una vez más, impresionó por su seguridad y la forma con que, sin recurrir a la partitura, fue guiando paso a paso a sus dirigidos, hasta la coronación final.

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La Orquesta Filarmonica de Santiago, una vez más conducida por la espléndida batuta de su titular, el ruso Konstantin Chudowsky, ofreció en su segundo concierto de la temporada 2016 del Teatro Municipal de Santiago, una excelente versión de la Séptima Sinfonía en Do mayor, opus 60, “Leningrado”, del compositor ruso Dmitry Shostakovich.

En la oportunidad, la agrupación musical fue reforzada en el número de músicos a más de un centenar y en que el puesto de Concertino, lo ocupó el joven violinista australiano Tristán Selke, quien es integrante de la Filarmónica de Oklahoma. Este músico, en su calidad de concertino ayudante, remplaza a la titular, la norteamericana Holly Welscamp, quien se encuentra con licencia médica.

Esta obra, es un símbolo artístico del terror, hambre y destrucción que el ser humano puede causar y en la cual Shostakovich (1906-1975), rindió homenaje a las víctimas del Sitio de Leningrado, uno de los asedios más cruentos de la Segunda Guerra Mundial. Compuesta en 1941, está dedicada a la ciudad de Leningrado, que al momento de la composición vivía el asedio por parte de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Fue estrenada el 5 de marzo de 1942 en Kúibyshev bajo la dirección de Samuil Samosud. Obtuvo un notorio éxito tanto en la Unión Soviética como en el resto del mundo. Desde entonces es quizás una de las sinfonías más conocidas del compositor.

Según sus propias palabras, Shostakovich quería expresar musicalmente a su país en guerra. Inicialmente cada movimiento tendría un subtítulo que serviría para dar una idea programática de la obra, pero finalmente el autor desistió de esta idea. Los subtítulos eran: “Guerra”, “Memorias”, “Los grandes espacios de mi patria” y “Victoria”.

La sinfonía dura entre 75 y 80 minutos, siendo la más larga del compositor. Está dividida en cuatro movimientos:

Allegretto, 
Moderato (poco allegretto),
 Adagio,
 Allegro non troppo

La versión que se escuchó en el Municipal de Santiago, con un conductor enérgico, talentoso y muy conocedor del texto, contó con un elenco musical disciplinado, ordenado y aplicado; a ratos, brillante.

El director Chudowsky, una vez más, impresionó por su seguridad y la forma con que, sin recurrir a la partitura, fue guiando paso a paso a sus dirigidos, hasta la coronación final.