Los rivales por la nominación demócrata para las presidenciales de noviembre en Estados Unidos, Hillary Clinton y Bernie Sanders, prometieron este miércoles frenar las deportaciones de niños y adultos indocumentados sin prontuario criminal y aprobar una reforma migratoria que incluya regularizar a los sin papeles.

Ambos candidatos dedicaron gran parte del tiempo a discutir el tema migratorio durante un debate televisado al mismo tiempo en inglés, por la cadena CNN, y en español, por Univisión, que tuvo lugar en Miami, Florida (sureste de EEUU), una ciudad con un alto porcentaje de población hispana.

“No deportaré niños. Tampoco quiero deportar a miembros de una familia”, dijo Clinton, al recibir insistentes preguntas sobre si estaría dispuesta a parar la deportaciones de menores, muchos de los cuales han huido de la violencia en América Central.

En cuanto a los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados en el país, muchos de ellos latinoamericanos, la exsecretaria de Estado dijo que su prioridad sería “deportar criminales violentos, terroristas y cualquiera que sea una amenaza para nuestra seguridad”.

El senador por Vermont también se comprometió a “no deportar niños de Estados Unidos”.

Los moderadores del debate colocaron audios de palabras de ambos candidatos de años pasados en los que parecían tener posturas menos favorables hacia los inmigrantes, mientras que personas del público hicieron preguntas en español, una de ellas una mujer cuyo marido había sido deportado.

Clinton y Sanders defendieron sus historiales de lucha a favor de los inmigrantes y garantizaron que una reforma migratoria que contemple una vía hacia la regularización de los sin papeles sería prioridad en sus gobiernos.

“Espero discutir una reforma migratoria integral que incluya una vía hacia la ciudadanía, que será una de las prioridades de mis primeros 100 días como presidente”, dijo Clinton.

Sanders también hizo votos por una reforma migratoria que saque de las sombras a los indocumentados.

El presidente Barack Obama ha sido fustigado por grupos proinmigrantes por no haber cumplido con su promesa de aprobar una reforma migratoria. Recientemente recibió críticas de sectores de su propio Partido Demócrata y de Clinton después de una reciente ola de arrestos de inmigrantes ilegales originarios de Centroamérica para su posterior expulsión.