El vocero de la Agrupación Amigos del Sacerdote Miguel Woodward, Javier Rodríguez, lamentó que el ex general de la Dirección de Inteligencia Nacional -DINA- y líder de la Caravana de la Muerte, Sergio Arellano Stark, muriera sin haber dado a conocer toda la información sobre los crímenes cometidos en la dictadura.

Rodríguez compartió los dichos de agrupaciones ligadas a derechos humanos que han señalado que la muerte del delegado de la Junta Militar de 1973 da cuenta que la justicia funciona tarde en el país.

“Creemos que la muerte de este caballero si se puede llamar caballero, de este asesino, criminal, viene a corroborar un poco más que todos los criminales de lesa humanidad que hay en Chile se están muriendo, no están pagando realmente como tienen que pagar, no están entregando toda la información. Es una pena que se haya muerto sin entregar todo”, afirmó Javier Rodríguez.

Por su parte Ricardo Tobar, secretario de Marinos Antigolpistas, calificó como “triquiñuelas” los argumentos que se emplearon para que Arellano Stark fuese declarado interdicto por demencia, evitando el cumplimiento en la cárcel de las condenas en su contra.

“La desazón, la injusticia, la impunidad que se va creando es realmente lamentable, porque le habían lanzado seis años [de presidio], de los cuales no cumplió en la cárcel. Las triquiñuelas para declararlo enfermo dejan harto que desear. Es decir, que la justicia tiene vendados los ojos“, aseguró.

Tobar agregó también que resulta lamentable que una vez más quien poseía información relevante de lo ocurrido en la época de la dictadura se la haya llevado consigo sin entregarla para hacer justicia.