Importante hallazgo en La Serena revelaría nuevos secretos de culturas prehispánicas

Archivo | Andrés Pino (RBB)
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Los profesionales a cargo de un estudio arqueológico que se desarrolla en La Serena, tras el hallazgo de osamentas en 2015 en el sector El Olívar, a 4 kilómetros al norte de la capital de Coquimbo, sostienen que hasta ahora no se había dimensionado la importancia que revestían.

Patricia González y Gabriel Cantarutti son los arqueólogos a cargo de la investigación, y señalan que en base a sus análisis, todo indica que los restos incluso permitirían obtener nuevos antecedentes respecto de la forma de vida de estas culturas prehispánicas, pudiendo cambiar las fechas de los periodos en los que se desarrollaron.

“Tenemos un componente importante funerario, es decir, un cementerio, pero además tenemos zonas habitacionales, conchales, fogones, pisos de habitación, inicio de estructuras habitacionales, áreas de actividad, como por ejemplo lugares donde fabricaron herramientas. Es una enorme oportunidad de llenar un vacío que tiene la prehistoria regional en cuanto a la vida cotidiana de los diaguitas”, especificó González.

La profesional indica que actualmente se sabe mucho de aspectos como su cerámica y decoración, que siempre ha sido llamativa por su belleza, “pero en esta oportunidad tenemos la opción de conocer lo cotidiano, la alimentación, los modos de producción. Además, con esta enorme cantidad de evidencia funeraria, vamos a poder profundizar en la sociedad diaguita en general, o sea, la organización social, la jerarquía, tenemos un campo abierto”.

Diario El Día

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Lo más positivo, agrega, es que contarán con financiamiento para hacer una enorme cantidad de análisis, como por ejemplo de ADN, isótopos o fechados radiocarbónicos, que realmente van a marcar un enorme avance en la historia regional.

“Esto es una gran oportunidad para mejorar la cronología, porque la prehistoria de la región tiene muy poco fechado”, precisa.

El sitio arqueológico más grande de la región

Por su parte, Gabriel Cantarutti sostiene que sin lugar a dudas este es el sitio arqueológico más grande de la región. En ese sentido, destaca que se trata de un gran asentamiento en el cual están representados distintos aspectos de la cultura.

“Nosotros, dentro de una perspectiva moderna, tendemos a pensar que los cementerios están ubicados en los exteriores de las ciudades, acá los trabajos de arqueología y antropología nos ayudan a entender cómo se organizaban las sociedades en el pasado y ver que cuestiones que para nosotros son tan naturales como tener áreas de sepulturas apartadas de las áreas cotidianas, eso no ocurría en el pasado con las sociedades aborígenes”, indicó.

El arqueólogo puntualiza que “aquí las sociedades originarias tenían a sus ancestros muy integrados en el marco de sus actividades cotidianas, les rogaban, los tenían presentes, entonces, hay una cercanía espacial entre lo que son sus espacios de sepultura y los espacios en los que ellos cotidianamente vivían”.

Los especialistas plantean que este sitio denominado El Olívar tendría una extensión aproximada de 25 hectáreas, por lo cual no descartan que se puedan encontrar más vestigios en los alrededores del terreno en estudio, que abarca 380 metros de largo por 50 de ancho.

Hasta la fecha, en el área funeraria del hallazgo, han encontrado 70 restos humanos correspondientes en su mayoría a adultos y también de 12 camélidos. Junto a ello, se han identificado zonas de actividades ceremoniales, domésticas y de conchales, con presencia de objetos cotidianos, particularmente de correspondientes a las culturas Molle, Las Ánimas, Diaguita y Diaguita-Inca, que se desarrollaron entre los años 200 y 1536.

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Los profesionales a cargo de un estudio arqueológico que se desarrolla en La Serena, tras el hallazgo de osamentas en 2015 en el sector El Olívar, a 4 kilómetros al norte de la capital de Coquimbo, sostienen que hasta ahora no se había dimensionado la importancia que revestían.

Patricia González y Gabriel Cantarutti son los arqueólogos a cargo de la investigación, y señalan que en base a sus análisis, todo indica que los restos incluso permitirían obtener nuevos antecedentes respecto de la forma de vida de estas culturas prehispánicas, pudiendo cambiar las fechas de los periodos en los que se desarrollaron.

“Tenemos un componente importante funerario, es decir, un cementerio, pero además tenemos zonas habitacionales, conchales, fogones, pisos de habitación, inicio de estructuras habitacionales, áreas de actividad, como por ejemplo lugares donde fabricaron herramientas. Es una enorme oportunidad de llenar un vacío que tiene la prehistoria regional en cuanto a la vida cotidiana de los diaguitas”, especificó González.

La profesional indica que actualmente se sabe mucho de aspectos como su cerámica y decoración, que siempre ha sido llamativa por su belleza, “pero en esta oportunidad tenemos la opción de conocer lo cotidiano, la alimentación, los modos de producción. Además, con esta enorme cantidad de evidencia funeraria, vamos a poder profundizar en la sociedad diaguita en general, o sea, la organización social, la jerarquía, tenemos un campo abierto”.

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Lo más positivo, agrega, es que contarán con financiamiento para hacer una enorme cantidad de análisis, como por ejemplo de ADN, isótopos o fechados radiocarbónicos, que realmente van a marcar un enorme avance en la historia regional.

“Esto es una gran oportunidad para mejorar la cronología, porque la prehistoria de la región tiene muy poco fechado”, precisa.

El sitio arqueológico más grande de la región

Por su parte, Gabriel Cantarutti sostiene que sin lugar a dudas este es el sitio arqueológico más grande de la región. En ese sentido, destaca que se trata de un gran asentamiento en el cual están representados distintos aspectos de la cultura.

“Nosotros, dentro de una perspectiva moderna, tendemos a pensar que los cementerios están ubicados en los exteriores de las ciudades, acá los trabajos de arqueología y antropología nos ayudan a entender cómo se organizaban las sociedades en el pasado y ver que cuestiones que para nosotros son tan naturales como tener áreas de sepulturas apartadas de las áreas cotidianas, eso no ocurría en el pasado con las sociedades aborígenes”, indicó.

El arqueólogo puntualiza que “aquí las sociedades originarias tenían a sus ancestros muy integrados en el marco de sus actividades cotidianas, les rogaban, los tenían presentes, entonces, hay una cercanía espacial entre lo que son sus espacios de sepultura y los espacios en los que ellos cotidianamente vivían”.

Los especialistas plantean que este sitio denominado El Olívar tendría una extensión aproximada de 25 hectáreas, por lo cual no descartan que se puedan encontrar más vestigios en los alrededores del terreno en estudio, que abarca 380 metros de largo por 50 de ancho.

Hasta la fecha, en el área funeraria del hallazgo, han encontrado 70 restos humanos correspondientes en su mayoría a adultos y también de 12 camélidos. Junto a ello, se han identificado zonas de actividades ceremoniales, domésticas y de conchales, con presencia de objetos cotidianos, particularmente de correspondientes a las culturas Molle, Las Ánimas, Diaguita y Diaguita-Inca, que se desarrollaron entre los años 200 y 1536.