El primero de marzo de 2013 Rita Henkinet le dio una fuerte dosis de tranquilizantes a sus dos hijos -Arnaud de 24 años y Audrey de 26- luego los sofocó hasta matarlos y después trató de suicidarse.

Hoy Rita, una ex enfermera, es juzgada en la ciudad belga de Lieja por asesinar a sus hijos, ambos tenían un trastorno genético asociado con deficiencia mental y física.

Rita contó con la ayuda de su hermano Benoit para cometer el delito, que para esta mujer fue un acto de amor. Así lo expuso ante el juez de instrucción que lleva el caso.

Al principio se justificó diciendo que sus hijos estaban sufriendo y que su salud se estaba deteriorando. “Yo no quería deshacerme de mis hijos, los extraño”, dijo al canal belga RTL.

No fue eutanasia

Bélgica legalizó la eutanasia o suicidio asistido el año 2002, fue el segundo estado de la Unión Europea en hacerlo, después de Holanda.

“La ley belga estipula que una persona tiene que expresar, por su propia voluntad el deseo explícito y repetido de que un médico le aplique la eutanasia. Este deseo no puede expresarse por medio de otra persona. Dentro de las leyes belgas, este caso no es en absoluto eutanasia”, dijo a Deutsche Welle Francois Damas, miembro de la comisión de eutanasia de Bélgica.

Etienne Ansotte | Belga | AFP

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“Lo mismo ocurre con los niños menores de edad que sufren de una enfermedad terminal y se considera que su sufrimiento puede aliviarse con la ayuda médica, ellos tienen que ser capaces de solicitar esta ayuda por sí mismos”, dice Damas .

Esto porque hace dos años Bélgica se convirtió en el primer país del mundo en suprimir cualquier restricción de edad para la eutanasia.

Una mujer que quiere controlarlo todo

El lunes comenzó la segunda semana del juicio contra Rita Henkinet y en la sala expusieron su punto de vista los psicólogos encargados de dar testimonio de la personalidad de los involucrados y de las dinámicas familiares que tenían.

Los expertos describieron a la familia como un sistema “interdependiente” que se vio golpeado por el nacimiento de los niños.

Uno de los psicólogos describió a la madre como una mujer en constante necesidad de control, otro especialista hizo hincapié en la fuerza con que Henkinet se identificaba con sus hijos.

Según Ariane Bazan, una psicóloga clínica de la Université Libre de Bruxelles “Los obsesivos compulsivos tratan de controlar todo y al parecer era difícil para Rita Henkinet renunciar al control de los detalles de la vida de sus hijos y dejarlos en manos de la institución que los cuidaba”, dijo a DW.

Extremadamente estresados

En su entrevista con RTL, Henkinet explicó que el cuidado de sus hijos exigió su atención a tiempo completo y que la puso bajo una enorme presión.

En el momento de sus muertes, Arnaud y Audrey vivían en una institución mental, pero de vez en cuando pasaban los fines de semana en casa de su madre.

“Hay que tener en cuenta que desde hace más de veinte años Rita Henkinet estaba más o menos sola, ella trató de encontrar la mejor solución posible para sus hijos y creo que es comprensible que estuviera muy estresada y agotada”, argumentó el abogado defensor, Alexandre Wilmotte, al canal de televisión RTL.

Se espera que el juicio continúe a lo largo de esta semana, pero cualquiera sea el veredicto no va a cambiar el hecho de que en Bélgica, la noción de las personas discapacitadas y la eutanasia nunca van a ir de la mano, dice Francois Damas, que también dirige el comité de ética del Hospital Citadelle en Lieja.

“La ley nunca podría ampliarse para incluir la eutanasia en las personas con discapacidad”, dice, “porque la idea fundamental de la ley es que se requiere de una decisión clara y autónoma por parte del paciente. Si un paciente es deficiente mental de tal manera que él o ella no puede hacer y expresar dicha decisión clara e inequívoca por sí mismo, no puede recibir la eutanasia”.