Fritz-Alphonse Jean fue nombrado este viernes como primer ministro de Haití por el presidente interino, Jocelerme Privert, diez días después de que fuera electo por el Parlamento para encontrar una salida a la crisis política.

Ex jefe del Banco Central de Haití, Fritz-Alphonse Jean se dedicará a integrar su gobierno antes de presentar su política general ante los diputados y senadores.

Frente a una clase política muy polarizada, el nuevo primer ministro quiere un plan unitario.

“Sólo a través de un gran debate podremos salvar a Haití: hay que identificar las diferencias de valores en el país y agruparlos para liberar las energías necesarias para enfrentar nuestros problemas”, declaró Jean la mañana de este viernes en una radio local.

Su nominación es un paso más hacia la salida de la crisis política que golpea a Haití desde hace meses, principalmente desde el aplazamiento indefinido de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 27 de diciembre, a causa de protestas opositoras.

El presidente Michel Martelly concluyó su mandato el 7 de febrero sin que se haya electo a su sucesor.

Un día antes se suscribió un acuerdo que entregó al Parlamento la responsabilidad de elegir un presidente interino y llenar un inédito vacío institucional en el país más pobre de América. El 15 de febrero, diputados y senadores eligieron a Privert como jefe de Estado.

Ex presidente del Senado, Jocelerme Privert tiene la misión de completar durante su acotado mandato de 120 días el proceso electoral, en medio de tensiones entre diferentes bandos políticos.

Todavía está pendiente la integración del Consejo Electoral Provisional (CEP), responsable de organizar los comicios. Se requirió un largo proceso de negociaciones entre el gobierno y la oposición para constituir el anterior CEP.

En paralelo, varios partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil reclaman que una comisión independiente esclarezca las irregularidades que denunciaron durante la primera vuelta en la votación presidencial el 25 de octubre.

El candidato oficialista, Jovenel Moïse, obtuvo entonces el 32,76% de los votos contra 25,29% del opositor Jude Célestin, quien calificó los resultados de “farsa ridícula”.

Desde el anuncio de estos resultados y la suspensión del proceso electoral, la oposición multiplicó sus manifestaciones para denunciar un fraude y “un golpe de Estado electoral”.

La perspectiva de una transición política en el largo plazo es una nueva dificultad para la deteriorada economía del país. Esta inestabilidad política ha alejado a potenciales inversores y agravado la inflación, que golpea el bolsillo de los haitianos, un 60% de los cuales vive debajo del umbral de la pobreza.