Los líderes de la UE darán inicio este jueves a una cumbre crucial para la unidad del bloque, en la que intentarán superar sus divisiones y alcanzar un compromiso sobre los pedidos de reforma británicos para evitar un ‘Brexit’.

El primer ministro David Cameron, que -presionado por el ala euroescéptica de su partido y las formaciones antieuropeas- prometió organizar un referendo sobre la permanencia del Reino Unido en la UE, pidió reformas a sus 27 socios, que dejaron en evidencia sus divisiones.

De no alcanzarse un acuerdo, Cameron dijo que todo es posible, incluso la posibilidad de que su país se convierta en el primero en abandonar la UE.

El primer ministro británico busca sellar un acuerdo en esta cumbre para así poder organizar en unos meses el prometido referendo.

Con esa perspectiva, presentó sus peticiones en noviembre. A principios de febrero, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, hizo una serie de propuestas en respuesta a sus preocupaciones que fueron negociadas entre los miembros del bloque.

Entre las demandas, está obtener salvaguardas para los países que no utilizan el euro -y que las decisiones de los 19 países que utilizan la moneda única no se haga en detrimento de los otros-, aumentar la competitividad y una opción de mantenerse al margen de una mayor integración de la UE.

Cameron pidió además que se limiten las ayudas sociales a los extranjeros en Gran Bretaña, lo que se convirtió en el reclamo más controvertido.

Con este pedido, apunta a limitar el acceso a las ayudas sociales y subsidios habitacionales de los trabajadores del resto de Europa.

Esto provocó encendidas críticas en todo el bloque, en particular en el Este, donde las tacharon de discriminatorias.

Pero el miércoles Cameron recibió el crucial apoyo de la canciller alemana, Angela Merkel, que consideró la mayoría de sus peticiones “justificadas”.

Sobre este punto, Bruselas ofreció un “freno de emergencia” para limitar el acceso a los beneficios para los nuevos migrantes durante cuatro años al que podrá recurrir Londres si considera que su sistema de asistencia social está saturado por las demandas.

En cuanto a la gobernanza de la zona euro y sus posibles efectos en los países que no utilizan el euro, Francia insiste en que Cameron no puede tener un derecho a veto sobre la Eurozona a favor de la City de Londres.

Un batallón de abogados

Desde que Tusk hizo las propuestas, los diferentes protagonistas multiplicaron sus consultas así como los viajes para intentar obtener apoyos y limar las diferencias antes de la cumbre.

“Luego de mis consultas de las últimas horas debo decir francamente: aún no hay garantías de que alcancemos un acuerdo“, escribió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en su carta de invitación a la cumbre.

“Tenemos diferencias sobre algunos puntos y soy consciente de que será difícil superarlos”, agregó Tusk, pidiendo a los jefes de Estado que sean “constructivos”.

El último borrador de acuerdo que circulaba este jueves por la mañana, un documento de 18 páginas utilizado como base de negociación, aún contiene varios párrafos entre paréntesis, es decir, aún por resolver.

La cumbre, según diferentes fuentes diplomáticas consultadas en Bruselas, se anuncia “complicada”, aunque señalan que una salida de Reino Unido de la UE sería peor que las concesiones que deben hacer los Estados miembros para que permanezca en el bloque.

Un diplomático de un país miembro consideró incluso que la UE talló un traje a medida de Reino Unido.

El jueves los jefes de Estado y de gobierno tendrán una primera sesión de trabajo sobre las reformas. Por la noche, habrá reuniones bilaterales para limar las diferencias.

En una sala contigua, explicaron fuentes europeas, habrá un “batallón de abogados” encargados de traducir las decisiones que se tomen en textos legales “vinculantes e irreversibles”.

Los reclamos reflejan la tradicional visión de Londres de lo que debería ser la Unión Europea -un gran mercado abierto- frente a quienes en el continente quieren hacer del bloque una unión más política.