Por mucho tiempo se oyó en Perú la existencia de un río hirviente en plena Amazonía, pero pocos se la creían.

Científicos peruanos, compañías petroleras, mineras y hasta el Gobierno tenían nula información de su existencia. Eso hasta que un día el geólogo Andrés Ruzo quiso investigar.

Según relató en una charla TED, fue en una cena familiar donde su tía le contó que era efectiva la leyenda, y que incluso se había bañado ahí.

Fue así como gracias a ella y sus contactos pudo llegar al lugar y comprobar in situ que había un río hirviente, con una imagen que mostraba lo siguiente.

Devlin Gandy / The Boiling River Project

Devlin Gandy / The Boiling River Project

Fue un chamán el que le permitió indagar el río, que fluye por 6,24 kilómetros, con piscinas trermales y cascadas de más de 6 metros de altura.

“Cuando mapeamos las temperaturas a lo largo del río, mostraron una tendencia curiosa. El río empieza frío, luego se calienta, se vuelve a enfriar y otra vez a calentar, nuevamente baja la temperatura y vuelve a subir, y finalmente empieza a reducirse hasta que desemboca en otro río”, explica.

Muestreo de temperatura | Devlin Gandy

Muestreo de temperatura | Devlin Gandy

Los registros de temperatura alcanzaban hasta los 86° Celsius, suficiente para hervir una persona u animal. De hecho, pasado los 47° Celsius las cosas “comienzan a doler”.

“He visto todo tipo de animales caerse y lo que más me aterra es que el proceso es siempre muy similar. Lo primero que pierden son los ojos que, aparentemente, se cocinan muy rápido: adquieren un color blanquecino. La corriente se los va llevando y ellos tratan de nadar para salirse pero su carne se está cocinando pues es tan caliente. Así que van perdiendo fuerzas hasta que finalmente llegan al punto en el que el agua caliente entra en su boca y se cocinan por dentro”, relata.

Ni magmático ni volcánico

La incredulidad del Gobierno y de los científicos peruanos tenía en parte, una base sólida. En el Amazonas no hay volcanes cercanos para generar un río hirviente, entonces, ¿por qué hay uno allí?

“Básicamente, el agua podría venir de los glaciales de los Andes que, tras filtrarse hasta lo profundo de la Tierra, brota como agua hirviendo, calentada por el gradiente geotérmico, todo gracias a su situación geológica única”, afirmó Andrés, quien sigue con las investigaciones.

“Durante años les he estado preguntado a expertos geotérmicos y vulcanólogos y aún no he podido encontrar otro sistema geotérmico no volcánico de esta magnitud. Es único”, califica.

Ante este descubrimiento personal, Andrés Ruzo inició un proyecto de conservación del lugar, el que ha bautizado The Boiling River Project, comenzando con un libro con todos los resultados arrojados en el tiempo de investigación junto a pares de la National Geographic y de UC Davis.

“Mi meta es asegurar que quien sea que controle esta tierra comprenda el significado y la singularidad del río hirviente. Porque de eso se trata, de significado. Y la cosa es que nosotros definimos el significado. Tenemos ese poder”, indicó.