Hombres armados atacaron a civiles refugiados en una base de la ONU en Sudán del Sur, en un asalto iniciado el miércoles que continuaba este jueves, indicaron habitantes y rebeldes.

“Mataron a siete personas e hirieron a 32, incluyendo a un niño cuyo padre murió”, dijo un habitante, Jacob Nhial, desde el interior de la base de la ONU en Malakal, en el noreste del país.

Un jefe local, Deng Amum, dijo a Eye Radio, una emisora de la capital Juba, que al menos cinco personas murieron y 38 resultaron heridas.

Los rebeldes también informaron del ataque iniciado la noche del miércoles, pero la cifra de víctimas no pudo ser confirmada de forma independiente.

En la base de Malakal viven unas 47.500 personas. En total, unos 200.000 civiles están cobijados en las ocho bases de la ONU en este país, en guerra civil desde finales de 2013.

El asalto comenzó la noche del miércoles y seguía este jueves.

Usaron fusiles kaláshnikov y armas automáticas. La situación sigue siendo tensa y la gente se está escondiendo”, añadió Nhial.

De momento no se sabe exactamente quiénes son los atacantes. Malakal está bajo control del gobierno, aunque los rebeldes están muy cerca.

La portavoz de la Misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS), Ariane Quentier, confirmó “un incidente” pero no pudo dar detalles.

La misión cuenta con más de 12.000 hombres, la mitad de ellos desplegados sólo para proteger a los civiles refugiados en sus bases.

Desde el inicio del conflicto han muerto decenas de miles de personas, y más de dos millones han debido abandonar sus hogares.

El país atraviesa además una grave crisis humanitaria, y más de 2,8 millones de personas necesitan ayuda, alrededor de un cuarto de la población.

En ocasiones pasadas, la ONU ha advertido que los ataques a sus bases en Sudán del Sur pueden ser un crimen de guerra.

Sudán del Sur se independizó en julio de 2011, después de décadas de conflicto con el poder de Jartum. La guerra civil estalló en diciembre de 2013 en Juba, cuando el presidente Salva Kiir acusó a Riek Machar, cesado del cargo de vicepresidente meses antes, de fomentar un golpe de Estado.

Este mes, el presidente Kiir decidió por decreto devolver el cargo a Machar, convertido en líder de la rebelión. Su nombramiento como vicepresidente responde a uno de los puntos del acuerdo de paz firmado el 26 de agosto de 2015, que sin embargo no ha impedido la continuación de los combates entre el gobierno y distintos grupos rebeldes.

Por el momento, Riek Machar no ha viajado aún a Juba para asumir sus funciones.

Tanto el gobierno como los rebeldes han sido acusados de atrocidades a gran escala (masacres de carácter étnico, violaciones, tortura), a lo que se añaden reclutamientos de niños y desplazamientos forzosos de poblaciones.