Vecinos de calle Felizardo Asenjo realizaron una velatón la noche de este martes tras el atropello de un hombre de 60 años a comienzos de febrero por un automóvil en el cruce que une la principal arteria de Ovejería con calle Almirante Latorre.

El hombre identificado como Eduardo Galindo se mantiene en estado crítico en el Hospital Base San José de Osorno.

La actividad se realizó en el lugar donde fue arrollado el vecino y se apostaron a un costado de la vía, haciendo parar a los móviles que atravesaban el paso peatonal, precisamente la señal del tránsito que no respetó el conductor que arrolló con su vehículo a Galindo.

Y es que la velatón también tenía por objetivo sensibilizar a los automovilistas para que reduzcan la velocidad en calle Felizardo Asenjo, arteria que es utilizada casi como pista de carrera, según reclamó Óscar Ruiz, presidente del Comité de Adelanto del sector, versión que fue ratificada en los hechos en la misma actividad, cuando un automovilista quería sobre pasar la pacífica manifestación.

La alta velocidad e irrespeto a las normas del tránsito que reclaman sucede día a día en calle Felizardo Asenjo, aseguran.

Lo anterior motivó que la semana pasada los vecinos protestaran llamando a las autoridades a implementar mayores controles y sobre todo infraestructura para combatir algo que ya se convierte en un flagelo.

Fue así como acudieron desde el Departamento de Tránsito hasta el lugar, realizando una serie de mejoras para hacer más visible el paso de peatones: desde limpieza del lugar, mayor iluminación y el pintado de color amarillo de las soleras.

Sin embargo, queda en deuda una medida mayor como un lomo de toro, que es lo que demandan los vecinos, cuestión que se analiza técnicamente, aúnque las bandas vibradoras podrían ser un eficaz reemplazo de haber impedimento legal.

Respecto al estado de salud de Eduardo Galindo, se informó que se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Base de osorno, manteniendo lesiones craneales.

El hombre de 60 años trabajaba en la cosecha de frutas y vivía solo, condición que no impidió que alguien busque justicia por él, como sus vecinos de calle Felizardo Asenjo.