La esperanza de una tregua en Siria parece desvanecerse después de los bombardeos contra hospitales y escuelas de este lunes, que dejaron casi 50 muertos y que la ONU denunció como “violaciones flagrantes del derecho internacional”.

Estos bombardeos contra civiles, el avance de los kurdos en el norte, pese a los ataques de Turquía, y la escalada verbal entre Ankara y Moscú, cada vez más implicadas en el conflicto, auguran una sombría perspectiva para la tregua, prevista para el fin de esta semana.

Además, las expectativas se diluían después de que el presidente sirio Bashar al Asad dijo que ve “difícil” la implementación del cese el fuego.

“Dicen que quieren un cese el fuego de aquí a una semana. ¿Hay alguien que sea capaz de cumplir todas las condiciones en una semana? Nadie”, afirmó Al Asad en una alocución televisiva.

Durante la jornada, la ONU contabilizó casi 50 muertos tras los bombardeos contra cinco hospitales y dos escuelas en las provincias de Alepo y de Idleb.

Ban Ki-moon consideró que estos ataques, que golpearon particularmente un hospital operado por Médicos Sin Fronteras (MSF), “ensombrecen los compromisos del Grupo de Apoyo Internacional a Siria (ISSG, en inglés)” en la reciente reunión en Múnich.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) atribuyó el bombardeo a los aviones rusos.

La Unicef indicó que cuatro hospitales, dos de los cuales están apoyados por la organización, fueron bombardeados. En Azaz, en el norte, dos escuelas fueron bombardeadas y seis niños murieron.

Por otra parte, Estados Unidos pidió a Turquía y a Rusia, cada vez más enfrascados en un discurso violento entre ellos y más comprometidos en el conflicto, que “eviten una escalada”, en un momento en que hay otros prolegómenos de una internacionalización del conflicto.

El primer ministro turco Ahmet Davutoglu acusó el lunes a Rusia de actuar “como una organización terrorista” en Siria y amenazó con una “respuesta”.

Por su lado Rusia, que desde septiembre apoya al régimen de Asad y bombardea posiciones de los rebeldes, también es aliado de los kurdos. Moscú tachó el lunes de “provocadores” los ataques turcos contra posiciones kurdas y del régimen de Asad y los calificó de “apoyo no velado al terrorismo internacional”.

La creciente implicación de Ankara en el conflicto sirio inquieta a los occidentales, que son a la vez aliados de Turquía en la OTAN, y de los kurdos.

Los kurdos conquistan Tall Rifaat

Quince días después de una gran ofensiva de las fuerzas del régimen de Al Asad, apoyadas por bombardeos aéreos rusos, el ejército sirio rodea casi totalmente los barrios rebeldes de Alepo, antigua capital económica del país, y avanza ahora hacia el norte.

Aprovechando el debilitamiento de los rebeldes, sometidos a intensos ataques aéreos rusos, las fuerzas kurdas también avanzan.

Pese a los bombardeos de la artillería turca, las milicias kurdas lograron controlar la localidad de Tall Rifaat, uno de los últimos bastiones rebeldes de la provincia, según informó el OSDH.

En esta batalla de Alepo, los kurdos –que no están alineados ni con el régimen ni con los rebeldes– quieren sobre todo unir las regiones que controlan, una al noreste y otra al noroeste, para facilitar su objetivo de autonomía, como la que tienen los kurdos de Irak.

Éstos se han encontrado en primera línea del combate contra los yihadistas del grupo EI y los occidentales los consideran los únicos capaces de frenarlos.

Pese a los llamados de Washington y París para que ponga fin a sus bombardeos, el primer ministro turco advirtió que éstos continuarán para impedir que los kurdos se apoderen de Azaz, una localidad situada a unos 10 kilómetros de la frontera.

Para los turcos, los kurdos sirios pertenecen a organizaciones “terroristas” vinculadas al Partido de los trabajadores del Kurdistán (PKK), formación que lleva a cabo en Turquía una sangrienta rebelión desde 1984.

Cinco años después del inicio de la guerra en Siria, que ha dejado más de 260.000 muertos, la situación humanitaria es catastrófica en el país. Se ha agravado tras la ofensiva del régimen, con el éxodo de miles de personas que se agolpan ante la aún cerrada frontera turca al norte del país.