Las fuerzas kurdas seguían avanzando este lunes en la provincia norteña siria de Alepo, a pesar de la intensificación de los bombardeos de la artillería de Turquía, cuya estrategia “provocadora” fue denunciada por Rusia.

En el noroeste de este país en guerra, nueve personas -entre ellas un niño- murieron este lunes en bombardeos, al parecer de la aviación rusa, contra un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Quince días después de una gran ofensiva de las fuerzas del régimen de Bashar Al Asad, apoyadas por bombardeos aéreos rusos, la situación es sumamente compleja y confusa en la provincia de Alepo.

El ejército sirio rodea casi totalmente los barrios rebeldes de Alepo, antigua capital economica del país, y avanza ahora hacia el norte.

Aprovechando el debilitamiento de los rebeldes, sometidos a intensos ataques aéreos rusos, las fuerzas kurdas también avanzaban en esta provincia -pese a tres días de bombardeos de la artillería turca-, tomando varias localidades que estaban en manos de los insurgentes.

“Los combates son intensos al oeste de Tall Rifaat entre las fuerzas democráticas de Siria (FDS, kurdos) y los rebeldes” afirmó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del OSDH.

“Al menos 26 rebeldes murieron en esos combates” según el OSDH, que tiene una amplia red de fuentes en Siria.

Tall Rifaat es uno de los tres últimos feudos de los rebeldes en el norte de la provincia de Alepo. Esta pequeña ciudad, cuyo control el ejército sirio perdió en 2012, está en manos de los insurgentes islamistas apoyados por Turquía.

El domingo, 350 combatientes de una facción islamista, Faylaq al Sham, ingresaron desde Turquía para acudir en apoyo de los rebeldes de Tall Rifaat, según OSDH.

En esta batalla de Alepo, los kurdos –que no están alineados ni con el régimen ni con los rebeldes– quieren sobre todo unir las regiones que controlan, una al noreste y otra al noroeste, para facilitar su objetivo de autonomía, como la que tienen los kurdos de Irak.

Territorio fragmentado

Entretanto, la artillería turca seguía este lunes bombardeando por tercer día consecutivo la carretera al oeste de Tall Rifaat para intentar frenar los refuerzos de los kurdos del FDS.

En el complejo conflicto en Siria, el territorio está fragmentado entre el régimen de Bashar Al Asad, las diferentes facciones de rebeldes, los yihadistas del Estado Islámico y los propios kurdos.

Éstos se han encontrado en primera línea del combate contra los yihadistas del grupo EI.

Pese a los llamados de Washington y Paris para que ponga fin a sus bombardeos, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, advirtió que éstos se mantendrían para impedir que los kurdos se apoderen de Azaz, una localidad situada a unos 10 kilómetros de la frontera.

Para los turcos, los kurdos sirios pertenecen a organizaciones “terroristas” vinculadas al Partido de los trabajadores del Kurdistán (PKK), formación que lleva a cabo en Turquía una sangrienta rebelión desde 1984.

Por su lado Rusia, que desde septiembre apoya al régimen de Asad y bombardea posiciones de los rebeldes, también es aliado de los kurdos. Moscú tachó el lunes de “provocadores” los ataques turcos contra posiciones kurdas y del régimen de Asad y los calificó de “apoyo no velado al terrorismo internacional”.

En Kiev, el primer ministro turco Ahmet Davutoglu acusó el lunes a Rusia de actuar “como una organización terrorista” en Siria y amenazó con una “respuesta” de Turquía “extremadamente firme”.

También el régimen sirio había condenado el domingo los “reiterados ataques de Turquía”.

La creciente implicacón de Ankara en el conflicto sirio inquieta a los occidentales, que son a la vez aliados de Turquía en la OTAN, y de los kurdos, a quienes consideran la fuerza más capaz de luchar contra el grupo Estado Islámico, que controla parte de Siria y de la vecina Irak.

Cinco años después del inicio de la guerra en Siria, que ha dejado más de 260.000 muertos, la situación humanitaria es catastrófica en el país. Se ha agravado tras la ofensiva del régimen, con el éxodo de miles de personas que se agolpan ante la aún cerrada frontera turca al norte del país.