Las frágiles relaciones entre las dos Coreas parecen condenadas a una nueva degradación potencialmente peligrosa, tras la ruptura de los canales oficiales de comunicación, cuando se multiplican los temas de discordia.

Los dos Estados rivales, técnicamente en guerra desde hace más de 60 años, han afrontado en el pasado múltiples crisis, y las han superado.

Pero las últimas demostraciones de fuerza de Pyongyang -un lanzamiento de cohete de largo alcance tras un cuarto ensayo nuclear el 6 de enero-, han asestado un duro golpe a las esperanzas de diálogo o compromiso.

El Norte está resueltamente comprometido a desarrollar un programa de armamentos nucleares, pero el Sur está igualmente dispuesto a reaccionar con firmeza ante cualquier provocación de Pyongyang.

Y cada vez está más marcada la línea de fractura, con aires de Guerra Fría, entre China y Rusia, de un lado, y Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, del otro.

El deterioro de la situación en la península quedó ilustrado esta semana con la suspensión del único proyecto de cooperación entre ambos Estados, la zona industrial intercoreana de Kaesong, ubicado en territorio norcoreano a 10 km de la frontera.

Kaesong era desde luego vulnerable pero desde su creación en 2004 logró superar las peripecias que caracterizan las relaciones bilaterales.

“De alguna manera, es un milagro que haya resistido tanto tiempo”, opina Leonid Petrov, especialista de Corea del Norte en la Universidad nacional australiana.

‘Gran salto hacia atrás’

Pero esta semana, como respuesta al programa nuclear norcoreano, Seúl anunció la suspensión de las operaciones en Kaesong, donde 124 empresas surcoreanas emplean a 53.000 norcoreanos.

Pyongyang respondió de inmediato expulsando a los surcoreanos, congelando sus haberes y colocando la zona bajo control militar. Seúl por su parte cortó el suministro de electricidad y agua.

“No veo posible una marcha atrás en lo de Kaesong”, declara Leonid Petrov. “Las cosas han ido demasiado lejos y no hay voluntad real del Norte o del Sur en hallar una solución”.

Kaesong fue resultado de la “diplomacia del rayo de sol”, conducida por Corea del Sur de 1998 a 2008 para alentar los contactos entre ambos hermanos enemigos, y el proyecto se había mantenido bastante al margen del conflicto entre ambos.

Corea del Sur deseaba inicialmente que Kaesong fuera la cabeza de puente de reformas capitalistas en el Norte, pero esta esperanza nunca se concretó. Pese a ello, los analistas lamentan el cierre de una crucial puerta, por pequeña que sea, abierta a lo largo de la frontera más militarizada del mundo.

“Sin Kaesong, surcoreanos y norcoreanos ya no tienen contacto regular. Es un gran salto hacia atrás”, subraya Aidan Foster-Carter, especialista de Corea del Norte, basado en Gran Bretaña, en el sitio NK News.

Para Chang Yong-Seok, analista de la Universidad de Seúl, una de las ventajas de Kaesong era mantener una cierta civilidad en las relaciones.

“Las Coreas tenían cada una muchos intereses en Kaesong, entonces eran capaces de retenerse de alguna manera, pero ahora esto se ha acabado”, explica.

Las posibilidades de contacto entre Seúl y Pyongyang se redujeron aún más cuando el Norte anunció que cortaba las dos últimas líneas de comunicación aún existentes entre ambos países.

La ruptura de estas comunicaciones se produce en un momento en que los dos Estados podrían necesitarlas como nunca antes.

En marzo están previstos ejercicios militares conjuntos de Washington y Seúl, considerados por Pyongyang como el ensayo general antes de la invasión de su territorio, y que siempre generan un rebrote de tensiones.

Además Corea del Sur y Estados Unidos se disponen a conversar sobre el despliegue en Corea del Sur de un sofisticado escudo antimisiles estadounidense.

“Con todo eso, creo que se va a alcanzar un nivel de tensión incomparable con el de los años anteriores” augura Chang Yong-Seok.