Las fuerzas israelíes bloquearon este jueves la pequeña ciudad de Qabatiya, en Cisjordania, donde vivían los palestinos que el miércoles mataron a una guardia fronteriza israelí en Jerusalén.

La ola de ataques que empezó en octubre siguió este jueves cuando dos adolescentes árabes israelíes apuñalaron a un agente de seguridad cerca de la estación de autobuses de Ramleh (oeste). El agente resultó herido y las agresoras fueron detenidas, dijo la policía.

En Cisjordania, el ejército bloquea el acceso a Qabatiya, una ciudad de 15 mil habitantes al sur de Yenín, y desde el miércoles por la noche lleva a cabo una importante operación, indicaron la policía palestina y varios testigos.

Hasta ahora el ejército ha detenido a diez personas cercanas o que conocían a los tres jóvenes de 19 y 20 años que el miércoles mataron a una guardia fronteriza israelí e hirieron a otra en Jerusalén oriental, antes de ser abatidos.

Las fuerzas israelíes tomaron las medidas de la casa de los atacantes, el paso previo a las demoliciones de castigo que lleva a cabo Israel. También hubo enfrentamientos entre soldados israelíes y habitantes de esta localidad, que vivió disturbios durante la primera y segunda Intifada.

Varios de sus habitantes han muerto en la ola de violencia en los territorios palestinos que desde el 1 de octubre ha dejado 164 palestinos, 26 israelíes, un estadounidense y un eritreo muertos, según un recuento de la AFP.

La mayoría de palestinos murieron cuando cometieron agresiones o cuando presuntamente iban a hacerlo.

Policía asesinada

La violencia del ataque del miércoles hace temer una escalada. A diferencia de las agresiones de los últimos meses, no fue cometido por un palestino aislado con un cuchillo sino por tres personas que llevaban metralletas y explosivos que no estallaron.

Hadar Cohen, la guardia fronteriza de 19 años que recibió un disparo en la cabeza, será enterrada este jueves. Tanto ella como su compañera, herida por un arma blanca, llevaban sólo dos meses trabajando y todavía no habían terminado su formación, según la prensa israelí.

Jack Guez | AFP

Jack Guez | AFP

El atentado “es una importante señal de alerta”, aseguraba este jueves el periódico Maariv, añadiendo que “ya no se trata de un acto espontáneo, de aficionados”. Por su parte el periódico Yedioth Aharonoth habla de un “giro en la actual ola de terrorismo”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reunió el miércoles por la noche a sus altos responsables de seguridad. En los últimos meses el gobierno ha reforzado la seguridad en Jerusalén, ha acelerado las demoliciones de castigo y ha aumentado las detenciones administrativas (sin imputación ni juicio).

Los observadores piensan que Netanyahu podría tomar medidas más radicales pero para ello tendría que vencer primero la reticencia de sus generales, que se niegan a una acción de castigo colectiva y quieren mantener la relativa normalidad en los territorios palestinos para evitar una escalada.

En medio de este clima, un tribunal de Jerusalén condenó este jueves a dos jóvenes israelíes (uno a cadena perpetua y otro a 21 años de prisión) por haber participado en 2014 en el asesinato de un adolescente palestino que murió quemado vivo.

La muerte de Mohamed Abu Jdeir contribuyó a la escalada que llevó al conflicto en Gaza en julio y agosto de 2014.