Con sangre de goleador y la convicción de que sus equipos deben ser protagonistas y apoyarse en el talento de sus jugadores, el argentino Juan Antonio Pizzi subió el pasado viernes un peldaño en su carrera al aceptar el cargo de entrenador de la selección chilena.

Con la misma audacia y olfato de gol que lo llevó a ser un reconocido delantero, el argentino nacionalizado español se lanzó a la aventura de sustituir a su compatriota Jorge Sampaoli, adiestrador que le dio a La Roja su primera Copa América y primer título internacional relevante de su historia.

“Me gusta tener la pelota, recuperarla rápido, eso necesito para ser protagonista”, lanzó Pizzi al ser presentado como entrenador del León de México, equipo que dejará para aterrizar en Chile.

Una frase que puede abrirle las puertas al corazón del hincha chileno, que soñaba con la vuelta al equipo del también argentino Marcelo Bielsa, un estratega que haciendo del juego ofensivo un culto llevó al combinado al Mundial Sudáfrica-2010. Sin embargo, “El Loco” declinó volver a tomar las riendas del equipo.

Bielsa acostumbró a los jugadores chilenos a buscar el protagonismo en el juego, una característica que mantuvo Sampaoli y que, con matices -y quizás un mayor control defensivo-, intentará perpetuar el exgoleador del FC Barcelona.

Prefiero “que el equipo juegue bien” ya que “mucha veces el resultado es una consecuencia del juego”, comentó Pizzi en el 2014 cuando dirigía al Valencia español.

“Cuando me paré de frente a un grupo de jugadores por primera vez y me sentí cómodo, con autoridad, respetado incluso por las miradas de los jugadores, a partir de ahí me sentí ya como primer entrenador de un equipo”, así recordó Pizzi dos años atrás los inicios de su carrera en el banquillo.

Reconocido por su discurso amable y la cercanía con sus jugadores, Pizzi inició su camino como entrenador tras su retiro como jugador hace más de una década.

Debutó en el banquillo del argentino Colón de Santa Fé, en Chile dirigió al modesto Santiago Morning y a la Universidad Católica. Con los ‘cruzados’ conquistó un festejado título local.

Un pasaje por el fútbol chileno que hoy le abrió las puertas de La Roja, tras dirigir a Rosario Central y San Lorenzo en Argentina -con el que alcanzó un campeonato en 2013- y al Valencia español, donde dirigió al punta Eduardo Vargas, hoy en la selección chilena.

Un hombre fuerte

A diferencia de Sampaoli, Pizzi brilló en los campos de juego y a fuerza de goles -logrados con más olfato que técnica- se ganó un lugar en grandes del fútbol mundial como River Plate en Argentina y el Barcelona.

En el gigante catalán el argentino compartió cartel con astros del fútbol como el brasileño Ronaldo, el portugués Luis Figo y los actuales entrenadores españoles Luis Enrique y Josep ‘Pep’ Guardiola, con el que se identifica como entrenador, y logró varios títulos.

Pero antes de tocar el cielo con el balón en sus pies, el centrodelantero debió sortear un difícil comienzo en el fútbol.

En su etapa juvenil, Pizzi chocó durante un entrenamiento con un compañero y sufrió una lesión que le hizo perder su riñón, poniendo en riesgo su futuro en el fútbol.

Sin embargo, el argentino superó esa lesión, forjó su camino hacia la élite del balompié. Como nacionalizado español jugó el Mundial de Francia-1998 y ahora, a sus 47 años, emprende una nueva etapa como entrenador de la selección actual campeona de América del Sur.