Durante mucho tiempo el lago Poopó fue el segundo más grande de Bolivia (sólo por detrás del Titicaca), y de los que están ubicados exclusivamente en territorio boliviano, era el de mayor extensión.

Sin embargo, por increíble que parezca, desapareció tras un intenso proceso de desertificación.

Vestigios de lo que alguna vez fue un lago

Ubicado en el departamento de Oruro, alguna vez llegó a los 2.337 kilómetros cuadrados de extensión. Pero de eso sólo quedan pequeños humedales, en los que algunas gaviotas se pelean la poca comida que hay en el lugar.

Los botes que permanecen abandonados son la clara evidencia de cómo los efectos del fenómeno climático conocido como El Niño, la acción del hombre y el calentamiento global, provocaron que quienes solían ganarse la vida a través de la pesca debieron dejar el lugar.

De hecho aquí vivían los Murato, grupo de la etnia de los uros y quienes se autodenominan “Hombres de agua”

Según consignó el diario estadounidense The New York Times, el lago fue declarado oficialmente evaporado durante el mes de diciembre, y la principal causa de su sequía habría sido el fenómeno del Niño

Pero además de este factor, su frágil ecosistema debió enfrentar condiciones sin precedentes durante las últimas tres décadas. Las temperaturas aumentaron, mientras que la industria minera mermó los flujos de afuentes.

El Caribe Indígena | Twitter

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El líder del grupo de ciudadanos que intentó salvar al lago Poopó, Ángel Flores, señaló que las autoridades ignoraron sus advertencias. “Se pudo haber hecho algo para prevenir el desastre”, comentó. “Muchas compañías mineras han desviado las aguas desde 1982 y eso ha ido mermando el caudal, que también se redujo por la sequía”, agregó.

Pero el presidente de la Cámara de Minería de Bolivia, Saturnino Ramos, señaló que cualquier efecto de las empresas mineras “fue insignificante” en comparación al cambio climático.

Reacción tardía

A pesar de que el gobierno boliviano pidió una ayuda de 140 millones de dólares a la Unión Europea para recuperar el lago, los científicos sostienen que ya es demasiado tarde. “Esta es una imagen del futuro en el cambio climático”, señaló Dirk Hoffman, un glaciólogo alemán que ha estudiado cómo el aumento de la temperatura de la combustión de combustibles fósiles ha acelerado el derretimiento glaciar en Bolivia.

Mark Bush, biólogo del Florida Institute of Technology, fue uno de los autores de un estudio que en 2010 publicado en el diario Global Change Biology, en el que se señala que la capital boliviana, La Paz, podría enfrentar una catastrófica sequía en este siglo. Predicen que el “clima árido e inhóspito” disminuiría la cmida y agua para más de 3 millones de habitantes.