Sin duda los tiempos han cambiado. Hoy, las mujeres no sólo se han incorporado a la fuerza laboral a la par de los hombres (aunque no aún de sus sueldos), sino que han alcanzado altos puestos gerenciales, directivos e incluso como jefas de Estado, como bien sabemos.

Pero hace 50 años las cosas eran muy diferentes. Hasta las décadas del 60 y 70, la máxima aspiración de toda mujer que se preciara, era llegar a ser una buena madre y buena esposa, con un cariz de excelente anfitriona social que diera validez a aquel dicho de que “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”.

Qué mejor prueba de ello que las columnas que la periodista chillanense Adela Godoy Rocca, bajo el seudónimo de “Sandra” publicaba semanalmente en el diario El Sur de Concepción, cuando aún no había sido adquirido por El Mercurio, donde daba consejos sociales a sus congéneres sobre cómo ocuparse adecuadamente del hogar, los hijos, las tareas domésticas pero sobre todo del rey de la casa: su marido.

Los principales contenidos de aquellas columnas incluso fueron recopilados en un libro llamado Los consejos de Sandra: sólo para mujeres, que salió a la venta en 1966 convirtiéndose en un éxito entre las penquistas (sí, hasta mi madre lo compró).

A la luz de aquel cambio de mentalidad es que ahora nos resulta sorprendente -o hasta hilarante- una columna aparecida en el mencionado matutino un 9 de febrero de 1972, donde se alertaba a las abnegadas esposas sobre cómo su trato, las hacía responsables de la vida que pudiera tener su marido.

Titulada De usted depende que su esposo viva mucho más, el diario penquista entregaba una serie de importantes recomendaciones para que las féminas evitaran el desgaste físico y emocional de sus hombres, ayudándoles a tener una vida larga y feliz.

Revisemos algunas de aquellas importantes recomendaciones. Chicas, tomen lápiz y papel.

Todo un ejemplo de mujer

Todo un ejemplo de mujer

No lo despierte bruscamente

“Si es posible suprima el despertador, cuyo timbre ocasiona siempre un pequeño choque nervioso. Con un poco de práctica, usted se acostumbrará a despertarse siempre a la hora necesaria. Entonces despierte suavemente a su esposo, haciendo ligeros ruidos en la habitación, hablándole en voz baja o poniendo la radio en la pieza cercana”.

Procure que descanse después de las comidas

“La digestión es una función fatigosa [...] Es conveniente, pues, descansar un rato en una cómoda butaca inmediatamente después de las comidas. Pero no obligue a su esposo a dormir la siesta si él no lo desea. El esfuerzo por dormir cuando no hay sueño puede fatigar más que cualquier otra actividad”.

Procúrele tranquilos fines de semana

“El reposo dominical debe ser un verdadero reposo. No fuerce a su marido a hacer trabajos en la casa. Deje que duerma todo lo que quiera. Evite que los niños le impidan descansar. Aliéntelo a practicar la pesca, la caza y otras actividades moderadas, pero haga que renuncie a los deportes fuertes si pasa los 40 años”.

Evite las discusiones inútiles

“Recuerde que la impaciencia, cólera y la tensión nerviosa ocasionadas por las discusiones afectan considerablemente la presión sanguínea”

Deje que se desahogue

“A veces el silencio es más exasperante que la disputa más violenta. En ciertos casos es preferible, pues, hacer que su esposo “explote” y no se quede rumiando su disgusto”.

Ahórrele emociones inútiles

“Anúnciele las malas noticias con muchas precauciones y no lo obligue a compartir los disgustos y problemas de usted. Recuerde que es casi seguro que su corazón sea menos resistente que el de usted“.

Diario El Sur de Concepción | 9 de febrero de 1972

Diario El Sur de Concepción | 9 de febrero de 1972

Los consejos de Sandra, mostrando una variada opción de carreras profesionales para mujeres

Los consejos de Sandra, mostrando una variada opción de carreras profesionales para mujeres

Los consejos de Sandra

En el libro de Adela Godoy habían muchos consejos adicionales que, para la época, eran perfectamente comprensibles.

El arreglo de la mujer casada

“No basta ser una buena mujer y una buena madre para atraer al marido. Es preciso además tratar de embellecerse, si no se es linda, y ser agradable [...] Generalmente, estimada amiga, se adora al marido pero no se piensa en agradarle. Se llevan trajes grises y neutros, que dan aspecto triste y marchito [...] Creo que para nuestro marido debemos reservar todas las coqueterías femeninas; para él, hay que cuidarse, adornarse y perfumarse”.

Cuando llegamos al cine

“Desde que llegamos a una sala de espectáculos, tanto el hombre como la mujer deben observar ciertas reglas de cortesía, especialmente los varones pues en este caso son ellos los que hacen el papel principal. Si llegamos en auto en compañía de nuestro novio o marido, él está obligado a acercarse a ayudarnos a bajar. Cuando entremos al foyer (lobby o entrada), los hombres deben sostenernos abierta la puerta de acceso y pasar luego en último término”.

Las conversaciones en los viajes

“No es censurable ni presupone falta de respeto que un hombre dirija la palabra a una mujer durante un viaje largo. Por su parte una mujer no debe aceptar que un desconocido le pague las comidas, las propinas o cualquier otro viaje a que la obligue su viaje, tratando de no ofender con su negativa pero manteniendo con firmeza su posición”.