Durante el siglo XIX Lota era una comuna con una gran productividad ligada a los yacimientos carboníferos, los que ayudaron a impulsar la economía de nuestro país.

Bajo ese contexto, el 6 de enero de 1867 nació en este lugar Baldomero Lillo Figueroa, quién como la mayoría de los jóvenes de la localidad se dedicó a las esforzadas tareas de extracción. Pero además tenía una gran fascinación que aprovechaba de desarrollar en sus tiempos libres: la escritura.

Su primera obra se llamó “Juan Fariña”, con la que ganó un concurso en 1903. Este sería el primer paso en su destacada carrera.

Y fue gracias a su enorme talento que el cuentista chileno se convirtió en uno de los principales símbolos de Lota, y sigue siendo muy querido. Prueba de ello ocurrió el 2012, cuando la comuna celebró el natalicio de Lillo con una especial celebración.

De hecho, una de sus principales fuentes de inspiración del escritor provino precisamente de los yacimientos de carbón, ya que gracias a sus experiencias acumuladas en las minas escribió su primer libro: Sub terra.

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Impacto de su gran obra: Sub terra

En ella describe la cruda vida que llevaban los mineros del carbón. Pero además, el reconocido escritor deslizó una crítica hacia quienes tenían el poder y dirigían estas minas, muchas veces explotando a los trabajadores.

Fue publicada el 12 de julio de 1904, y a pesar de que en un comienzo estaba compuesta por 8 cuentos, algunos años mas tarde se lanzaría una segunda edición con nuevas historias.

Gracias a Sub terra, Lillo entró a trabajar a El Mercurio, y luego a la revista Zig-Zag de la misma empresa.

El impacto de la obra fue tal, que incluso inspiró una película dirigida por Marcelo Ferrari, realizada el 2003. La cinta fue grabada en las mismas locaciones que Lillo describe en el libro, y su producción costó más de un millón de dólares.

Subterra

Subterra

Uno de los cuentos está inspirada en la conocida “Chiflón del Diablo”, mina que por cierto fue declarada “Monumento Histórico” en 2009. A pesar de que Baldomero Lillo logró gran trascendencia con el tiempo, sólo dos de sus obras fueron lanzadas como libros mientras estuvo con vida: Sub terra y Sub sole.

La enorme habilidad para la escritura la compartió junto a su hermano Samuel, quién ganó el Premio Nacional de Literatura en 1947. De acuerdo al sitio histórico Biografía de Chile, el interés de ambos hermanos por la lectura provino de la admiración de su padre, José Nazario Lillo Mendoza, en el escritor norteamericano Bret Horte.

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Durante sus últimos años jubiló de su cargo como administrativo en la Universidad de Chile, trabajo que se lo consiguió su hermano Samuel. Posteriormente, los médicos le diagnosticarían tuberculosis pulmonar crónica, enfermedad que lo llevó a la muerte en 1923. Tenía solo 56 años.

Su vida se terminaría, pero su legado permanecería (y permanecerá) por mucho tiempo más, gracias a su habilidad de trasladar al papel las alegrías, pero también tristezas de los esforzados mineros del carbón.