La policía israelí seguía buscando este sábado al autor del ataque que la víspera dejó dos muertos y siete heridos en Tel Aviv y cuyas motivaciones aún se desconocen, en tanto el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció nuevas medidas de seguridad en el sector árabe.

El día de Año Nuevo se registró un tiroteo en la concurrida calle de Dizengoff, algunos días después de que el líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI) lanzara amenazas contra Israel.

La policía levantó de manera parcial el secreto del sumario el sábado por la noche, señalando como presunto atacante a Nashaat Melhem, de 31 años de edad, originario de la aldea árabe de Arara, ubicada en el norte de Israel.

“La policía continúa buscando al sospechoso del asesinato de dos israelíes en el centro de Tel Aviv”, había dicho antes a la AFP su portavoz, Micky Rosenfeld. “Se instalaron controles de carretera en varios lugares”, había añadido.

Rosenfeld estimó que hay “una alta probabilidad de que se trate de un ataque terrorista”, pero añadió que “no excluimos un móvil criminal”.

Por su parte, el consejo municipal de Arara condenó el tiroteo, afirmando en un comunicado que “los habitantes (de la aldea) desaprueban vigorosamente cualquier acto de violencia”.

“Se trata de un acto perpetrado por alguien que no representa a ninguno de los habitantes de esta aldea”, subrayaba el texto, insistiendo en que se trata de un ataque “que nada tiene que ver con nuestra cultura”.

El primer ministro israelí Netanyahu declaró en esta jornada al encender una vela frente al bar: “un asesinato repudiable tuvo lugar ayer aquí, de una crueldad incomprensible”. “Aprecio las condenas a este asesinato por parte del sector árabe. Espero que todos los diputados árabes sin excepción lo condenen”, continuó.

Asimismo, reconoció la existencia de “enclaves (israelíes) donde la ley no se aplica o donde reina la provocación islamista…”.

Tras asegurar que estamos en una “época muy revuelta”, anunció un plan para “aumentar radicalmente las medidas represivas en el sector árabe”.

“No se puede decir ‘soy un israelí de derecho y un palestino en mis deberes’. Quien quiera ser israelí debe serlo en ambos sentidos, y su primer deber es acatar las leyes del país”, afirmó.

- Sospechoso tendría trastornos mentales -

Miembros de la familia del presunto agresor buscado indicaron a los medios de comunicación que Nashaat Melhem sufre trastornos mentales y que estuvo encarcelado por atacar a un soldado israelí para vengar, según afirmó en su momentos, la muerte de un allegado abatido por la policía israelí en 2006.

El ataque coincide con una nueva espiral de violencia que desde hace tres meses se ha cobrado la muerte de 138 palestinos —en su mayoría abatidos por las fuerzas de seguridad israelíes tras cometer o intentar cometer una agresión con arma blanca— y de 20 israelíes, un estadounidense y un eritreo.

El sospechoso empezó abriendo fuego contra clientes del bar Simta. Luego siguió su camino en la misma acera y volvió a disparar 150 metros más lejos contra clientes sentados en la terraza de otro bar, en una calle muy popular de Tel Aviv.

El gerente del Simta, Alon Bakal, de 26 años, y Shimon Ruimi, de 30 años, cliente de ese bar, sucumbieron a sus heridas. Otras siete personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, indicaron los socorristas.

Las autoridades israelíes impusieron en principio una orden de censura sobre los hechos relacionados con este ataque, aunque luego brindó la identidad del presunto agresor. Tampoco hay novedades sobre las circunstancias de la muerte de un taxista árabe-israelí, hallado muerto al norte de Tel Aviv poco después. Se desconoce si ambos casos están relacionados.

Por otra parte, fiscales israelíes preparan cargos de “terrorismo contra árabes y sus propiedades” contra cuatro judíos sospechosos de haber incendiado una casa con sus ocupantes dentro, según informó este sábado el ministerio de Justicia.

Las acusaciones serán presentadas ante la justicia este domingo, y están relacionadas con el incendio de una casa en la aldea de Duma, en Cisjordania, que provocó la muerte de tres miembros de una familia palestina. Dos de los acusados son menores de edad.