El gobierno boliviano rechazó este miércoles las críticas de un obispo católico emérito a una eventual reelección del presidente Evo Morales, lo que pareció reavivar los roces con la jerarquía eclesiástica que se creían superados con la visita del papa Francisco al país.

En una obra biográfica de reciente publicación, el prelado emérito de Cochabamba, el italiano Tito Solari (76), señaló que “en Bolivia, la absolutización del Estado y el peligro de la reelección indefinida ya han puesto la democracia en peligro”.

La reacción del gobierno no se hizo esperar. La ministra de Comunicación, Marianela Paco, dijo que Solari “miente sobre esta acusación de absolutización y riesgo para la democracia”, al tiempo que consideró que la democracia boliviana es de “las más fortalecidas del mundo”.

“Algunos miembros de la jerarquia eclesial católica, vienen rompiendo preocupantemente con varios valores y principios”, deploró en conferencia de prensa.

Paco consideró además que “no se puede hablar de absolutización cuando el voto del pueblo ratifica (a Morales) las veces que quiera (de acuerdo a) su decisión y voluntad soberana”.

Morales fue elegido por primera vez en 2006 con el 54% de los votos y reelegido luego para otros dos mandatos con votaciones superiores al 60%.

En su libro, Solari sostiene: “me pregunto si después de diez años con las mismas personas en el gobierno, se puede hablar de democracia. La alternancia es la sana expresión de una verdadera democracia”.

No es la primera vez que el gobierno de Morales se enfrenta a Solari.

En diciembre de 2010, según relata el prelado en su libro, Morales había insinuado su expulsión debido a que alertó por la presencia del narcotráfico en la zona del Chapare (centro), donde el mandatario ejerce todavía el liderato del sindicato de productores de coca.

Según datos de la ONU, la producción de coca del Chapare alimenta en gran medida al narcotráfico.

Los roces entre el gobierno boliviano y la jerarquía católica amainaron con la llegada del papa Francisco en julio pasado.

De mayoría católica, Bolivia es un Estado laico desde 2009, cuando fue reformada su Constitución que hasta entonces consideraba el catolicismo como la religión oficial.