El disidente cubano preso Vladimir Morera, por cuya liberación abogó Estados Unidos, está aislado y en estado crítico en un hospital del centro de Cuba a raíz de una huelga de hambre de 80 días, denunciaron familia y opositores.

Morera, de 44 años y quien según la disidencia cubana fue sentenciado a cuatro años de prisión por lesiones personales, fue llevado al hospital Arnaldo Milián Castro, en la ciudad de Santa Clara (a 280 km de La Habana), a causa del prolongado ayuno que inició en protesta por su condena.

“Él está bien grave. Hace cinco días que lo vimos. Ellos dicen que está en condición de preso. No nos permiten a la familia subir a verlo”, afirmó a la AFP telefónicamente Cristina Morera, hermana del opositor.

Cuando lo encontraron sus familiares “ya no estaba coherente”, agregó la mujer, y se había arrancado violentamente la vía para inyectarle suero. El hombre pesa menos de 43 kilos.

El martes la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, instó en Twitter al gobierno de Cuba a liberar a Morera, tras señalar que había sido encarcelado “por disidencia pacífica”.

Las autoridades cubanas, que niegan tener prisioneros por razones políticas, no se han pronunciado sobre el caso.

Morera formó parte del grupo de 53 detenidos que excarceló Cuba en diciembre de 2014, en el marco de la reconciliación política entre La Habana y Washington.

El activista del Movimiento Cubano de Reflexión ya había sido condenado en el pasado y realizado huelgas de hambre. En Cuba toda la oposición es ilegal.

Según su familia, fue detenido y sentenciado nuevamente tras verse implicado en una aparente gresca con militantes oficialistas, en abril.

“Su vida está en peligro. Ningún disidente ha podido verlo, pero sabemos por la familia que está en situación crítica. El gobierno no quiere que se sepa su caso”, afirmó a la AFP el disidente Guillermo Fariñas, Premio Sajarov 2005 y quien ha realizado 28 huelgas de hambre.

Fariñas añadió que su compañero de oposición fue condenado sin pruebas, después de que fue golpeado en su casa por militantes del oficialismo tras negarse a participar en la elección de delegados (concejales).