Julio Escámez: artista popular, social y del sur

Detalle de Fiesta Popular,del libro Julio Escámez, 1996
Detalle de Fiesta Popular,del libro Julio Escámez, 1996
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Ha muerto a los 90 años, en Costa Rica, país donde partiera exiliado el 73 y donde desarrollara gran parte de su obra, un artista que logró notoriedad en Chile antes del golpe… y el olvido de su patria, después.

Julio Escámez, que colaborara e hiciera varios murales notables (algunos destruidos por los militares después del golpe), como el de la ex-estación de trenes de Concepción (donde fue ayudante de Gregorio de la Puente) y el de la Farmacia Maluje, se inscribe en una línea de trabajo casi extinta en Chile: la de artistas populares que trabajan temas sociales, políticos, de manera directa, figurativa, y destinada a todo público. Un arte hecho desde y para el pueblo.

Como consignara Nemesio Antúnez, Escámez trabajaba en forma rigurosa: “Julio estudiaba varios murales para su ciudad: me impresionó la seriedad casi científica con que emprendió la tarea. Hizo un inventario minucioso de la flora y fauna de la región; dibujó pájaros, árboles, formaciones geológicas, contornos de ríos y sus islas y, por supuesto, los diferentes tipos humanos; recuerdo hermosas páginas de peinados populares, diferentes maneras de llevar trenza, mujeres con sus vestidos floreados.”

Su pintura y sus grabados captaron de manera notable fiestas populares, campesinos, mapuche, paisajes lluviosos. Y realizó muchos trabajos alegóricos sobre el progreso (“Los constructores del Futuro”) y la sociedad (“La visita de la vieja dama”), la explotación de los trabajadores.

Detalle de El Gran Vendaval, libro Julio Escámez, 1996

Detalle de El Gran Vendaval, libro Julio Escámez, 1996

Escámez pertenece a la corriente de Hermosilla y Lobos, de Ampuero y Santos Chávez, de Venturelli y Gregorio de la Puente. Corriente que puede tener cierta continuidad en el trabajo del Loro Coirón (un francés que ya es parte de la visualidad de Valparaíso) y en algunos muralistas “grafiteros”.

Como en tantos casos, la muerte de Julio Escámez deja en evidencia la falta de memoria y de reconocimiento de nuestro país con sus creadores. Reconocimiento que si tuvo en vida –como también ahora a la hora de su muerte- en el país que lo acogió… (donde hizo murales, exposiciones, docencia y recibió el reconocimiento de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional).

Expuso en Chile (en el Museo Nacional de Bellas Artes, entre otros), Costa Rica, Austria, Alemania, URSS, Checoslovaquia, China, Japón, India, Estados Unidos, Perú.

Se publicaron varios libros con su obra, como ”Visiones de la infancia y adolescencia del poeta, Neruda 1906-1921” de la Editorial Universidad de Concepción (2004).

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Ha muerto a los 90 años, en Costa Rica, país donde partiera exiliado el 73 y donde desarrollara gran parte de su obra, un artista que logró notoriedad en Chile antes del golpe… y el olvido de su patria, después.

Julio Escámez, que colaborara e hiciera varios murales notables (algunos destruidos por los militares después del golpe), como el de la ex-estación de trenes de Concepción (donde fue ayudante de Gregorio de la Puente) y el de la Farmacia Maluje, se inscribe en una línea de trabajo casi extinta en Chile: la de artistas populares que trabajan temas sociales, políticos, de manera directa, figurativa, y destinada a todo público. Un arte hecho desde y para el pueblo.

Como consignara Nemesio Antúnez, Escámez trabajaba en forma rigurosa: “Julio estudiaba varios murales para su ciudad: me impresionó la seriedad casi científica con que emprendió la tarea. Hizo un inventario minucioso de la flora y fauna de la región; dibujó pájaros, árboles, formaciones geológicas, contornos de ríos y sus islas y, por supuesto, los diferentes tipos humanos; recuerdo hermosas páginas de peinados populares, diferentes maneras de llevar trenza, mujeres con sus vestidos floreados.”

Su pintura y sus grabados captaron de manera notable fiestas populares, campesinos, mapuche, paisajes lluviosos. Y realizó muchos trabajos alegóricos sobre el progreso (“Los constructores del Futuro”) y la sociedad (“La visita de la vieja dama”), la explotación de los trabajadores.

Detalle de El Gran Vendaval, libro Julio Escámez, 1996

Detalle de El Gran Vendaval, libro Julio Escámez, 1996

Escámez pertenece a la corriente de Hermosilla y Lobos, de Ampuero y Santos Chávez, de Venturelli y Gregorio de la Puente. Corriente que puede tener cierta continuidad en el trabajo del Loro Coirón (un francés que ya es parte de la visualidad de Valparaíso) y en algunos muralistas “grafiteros”.

Como en tantos casos, la muerte de Julio Escámez deja en evidencia la falta de memoria y de reconocimiento de nuestro país con sus creadores. Reconocimiento que si tuvo en vida –como también ahora a la hora de su muerte- en el país que lo acogió… (donde hizo murales, exposiciones, docencia y recibió el reconocimiento de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional).

Expuso en Chile (en el Museo Nacional de Bellas Artes, entre otros), Costa Rica, Austria, Alemania, URSS, Checoslovaquia, China, Japón, India, Estados Unidos, Perú.

Se publicaron varios libros con su obra, como ”Visiones de la infancia y adolescencia del poeta, Neruda 1906-1921” de la Editorial Universidad de Concepción (2004).