Los quiebres sentimentales no son fáciles, especialmente cuando hay hijos de por medio. Pero si a eso le sumamos el asedio y la exposición mediática, la situación podría tornarse aún más complicada.

Por estos días, se ha comentado bastante -tanto en los medios como en las redes sociales- los problemas entre la modelo argentina Carolina “Pampita” Ardohain y su hasta hace poco esposo, el actor chileno Benjamín Vicuña.

Lo que comenzó con un reconocimiento público de la separación por parte de la estrella de El Bosque de Karadima, luego prosiguió con la filtración de una discusión privada de la pareja donde ella reprochaba supuestas infidelidades de él, para terminar con un escándalo de proporciones en las redes sociales, que incluyó fuertes declaraciones e imágenes privadas publicadas en Twitter por la modelo.

Molesta por las declaraciones de la prensa argentina y también por las de su marido, quien afirmó llevar meses separado de ella, Ardohain publicó capturas de las cámaras de vigilancia de su casa para mostrar que hace unos días atrás estaba de lo más feliz con Vicuña. “Yo no miento”, señaló.

Asimismo, dedicó un mensaje a la actriz María Eugenia Suárez, a quien acusó de haber “destruido” a una familia.

Para ahondar más en el origen o motivación de este tipo de reacciones, en BioBioChile conversamos con la psicóloga Carmen Gutiérrez, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

La profesional explicó que el actuar de la modelo no necesariamente responde a una conducta impulsiva. “Cuando uno hace una cosa como esa (publicar imágenes privadas y despotricar en redes sociales) uno tiene tiempo para pensarlo, para decidirlo. No necesariamente es una conducta impulsiva. Son respuestas intensas, muy emocionales”, indicó la especialista.

Al bajar las fotos después, se puede inducir que ella tomó una decisión de manera acelerada, dejándose llevar por su emoción. Cuando ya tomó distancia emocional de lo que estaba pasando pudo evaluar de otra manera lo acontecido y decidió enmendarlo y borrar las fotografías“, añadió.

Gutiérrez cree que el accionar de Ardohain es una “conducta que genera alto impacto y consecuencias. Considero que ella al hacer esto está traspasando los límites de la esfera de lo privado a lo público, los confunde. Lleva una temática de pareja personal a un espacio público porque ya parte de la temática se ha ventilado públicamente. Aquí lo que sorprende es el impacto y las consecuencias de la conducta, lo mediático. Impresiona que los medios utilizados para difundir el conflicto sean tan masivos y tan públicos”.

La experta aclara también que este actuar no necesariamente habla de un trastorno mental, “sino que más bien de una persona que está aproblemada emocionalmente, que está pasando por un cuadro de índole reactivo“.

“Cuando se habla de trastorno mental hablamos de un problema que le resulta propio, que va con su personalidad, pero cuando hablamos de reactivo es sobre la reacción de un individuo a una serie de fenómenos y circunstancias. Para hablar de un trastorno el comportamiento debería tener una permanencia en el tiempo, una conducta que se vea en otros ámbitos de su vida personal y que de alguna manera interfiriera con su normal desempeño. En este caso uno puede hablar de un estado de desarmonía transitoria, pero no trastorno mental”, precisó, aclarando las especulaciones que se han hecho al respecto.

Respecto a porqué ella pudo haber decidido responder así, la psicóloga señala que “puede ser una acumulación de cosas”.

“Es muy posible que para ella esto que le pasó fuera como la gota que rebalsó el vaso, y frente a eso tuvo un comportamiento explosivo e impulsivo”, dice Carmen, añadiendo que esto puede ser una saturación que genera un exceso de carga afectiva.

Si uno piensa en el quiebre amoroso como un duelo, una de las fases características iniciales es la negación de la pérdida, y luego la rabia. Depende de las circunstancias del quiebre, quién tomó la decisión, las características de la relación de pareja, pero todo duelo tiene etapas iniciales de negación y de rabia, intento de reconciliación, y la dificultad de aceptar el quiebre como cierto”, explica.

Además, indica que el proceso de quiebre de una pareja con hijos de por medio es muy difícil y fuerte. “La relación de pareja de alguna manera adquiere un elemento identitario, es decir, la persona también es, o parte de su identidad está conformada por su rol de pareja”, afirma.

Cómo enfrentarse a los hijos tras vivir un quiebre público

“Si los hijos ven estas reacciones públicas e impulsivas, si ven que sus padres no están estabilizados emocionalmente, esto les puede generar una sensación de inseguridad y de temor. Eso va a depender de qué tal masivo y presente sea este tipo de comportamiento de los padres en los otros ámbitos de la vida”, comenta Carmen.

Sin embargo, la especialista da a entender que no está todo perdido, porque si se trata de un comportamiento aislado de una situación específica en un contexto en particular, “se recomienda que los padres conversen con los hijos para darle una matriz comprensiva a eso que ocurrió. Es mejor hablar con los niños ahora, cuando se enteren”.

La mejor manera de proteger a los niños es dando el espacio de que sean los mismos padres los que expliquen qué es lo que está pasando, por qué y darle espacio a ellos (los hijos) para que puedan elaborar sus propios sentimientos“, señala.

La profesional dice que es importante que tanto la madre como el padre estén alineados en cómo abordar el tema frente a sus hijos.

Cómo enfrentarse a la vida tras una situación como ésta

Gutiérrez cree que lo primero es pedir perdón. “En el caso de esta persona que es conocida, lo más probable es que no se lo perdonen tan fácilmente y estará en el ojo del huracán por mucho tiempo”.

No se puede tapar el sol con un dedo, por lo que lo mejor sería que ella hiciera algún comunicado o que hablara el tema de una manera que le dé un cierre. No explicando detalles, sino que dándole un cierre a la situación, cuidando su intimidad y la de su familia“, opina.

Por otro lado, la profesional señala que aunque públicamente se señala a Pampita como la responsable de todo esto, “la verdad es que no sabemos porque desconocemos la sucesión de acontecimientos previa”.

“Parte del problema tiene que ver con que se cruzó el límite y se mezcló lo público con lo privado”, comenta.

“Aquí hay responsabilidades que son compartidas. Estamos hablando de una relación de pareja donde cada uno hizo una parte para provocar al otro de una determinada manera. Entonces, cada uno debería tener la suficiente apertura de corazón y de mente para hacerse cargo de su propia responsabilidad y luego pedir disculpas por lo hecho y ser capaces de perdonar al otro”, explica.

Como consejo final, la profesional indica que antes de tomar decisiones que impliquen descargos contra un ex en un espacio tan público como las redes sociales, lo mejor es tomar “conciencia de lo que se está haciendo, mirarse más allá de sí mismo y pensar en el otro y en otras personas más que pudieran verse involucradas”.