El rugby se ha caracterizado por ser un deporte de valores, pero lo que ocurrió en la tercera división francesa parece estar bastante alejado de los principios que lo representan.

Se enfrentaban los equipos de Lombez-Samatan y Nevers cuando un tackle desmedido de un jugador local en contra del rival encendió la mecha y una batalla campal se inició.

Puñetazos, golpes y patadas volaban entre los contrarios y los árbitros hacían lo posible para calmar la situación. Cuando lograban apaciguar los ánimos la pelea se generaba en otro lugar del campo de juego.

Cabe señalar que los jueces repartieron tarjetas rojas por doquier para poder zanjar el asunto.