Una adolescente australiana de 17 años, quién sufrió de una grave anorexia. cuenta su experiencia respecto a cómo pudo ganarle a la enfermedad tras estar sólo a horas de morir.

Una increíble historia de supervivencia es la que puede contar Elle Lietzow. Los efectos de la enfermedad la llevaron al extremo de no consumir ningún tipo de alimento ni tampoco agua durante una semana entera.

Su objetivo: lograr la delgadez para ser popular en la escuela.

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“Quería mantenerme delgada para ser aceptada por los demás. Hice muchos amigos cuando perdí peso accidentalmente durante mi periodo de natación, y todos me felicitaban”, señaló la adolescente respecto a cómo se desencadenó su trastorno por su apariencia.

“Así es que pensé que si dejaba de nadar, tendré que seguir con la costumbre de bajar de peso para que las personas quisieran seguir siendo mis amigos, ya que creía que si engordaba, no se querrían juntar conmigo”, agregó Elle.

Lietzow, ahora de 19 años y quién vive en Melbourne, recibió crueles burlas por sus pares cuando niña. A pesar de que sólo tenía un par de kilos de más, los demás la molestaban diciéndole cosas como “ballena gorda” mientras caminaba por los pasillos de su escuela.

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Después de unirse al equipo de nado, sus duras jornadas de entrenamiento hicieron que perdiera bastante peso y al mismo tiempo se hizo de nuevos amigos. Pero todo cambió cuando cumplió 15. Dejó la natación y se concentró en los estudios.

Reemplazó poco a poco las piscinas por los ejercicios, a los que les dedicaba dos horas diarias. Además, comenzó a realizar extensos recorridos en bicicleta. Inició una dieta basada en pescado y vegetales, pero progresivamente dejó de comer.

En sólo dos meses, ella había perdido el suficiente peso como para ser internada en el hospital por primera vez. Pero con el tiempo todo empeoró, y llegó a perder 40 kilos.

Sin embargo, no sólo su físico se deterioró por el desorden alimenticio, sino que también sus relaciones. “Constantemente le mentía a mis padres y amigos sobre cuánto comía“, aseveró la muchacha.

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Hasta que llegó el punto más crítico, cuando pasó una semana sin comer ni tomar agua. De pronto comenzó a sentir mucha sed, por lo que fue al baño de su casa para buscar un vaso de agua, pero una vez dentro comenzó a convulsionar y perdió la conciencia.

Despertó a los pocos minutos recostada en el suelo, rodeada de pedazos de vidrio y agua. “No tenía energía como para moverme. Comprendí que me estaba muriendo“, fue su reflexión sobre ese momento.

Fue ahí cuando se decidió a conversar con su madre y de inmediato la llevaron a un hospital.

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Su hígado y riñones habían resultado seriamente dañados, y su índice de masa corporal era de apenas 12, cuando lo normal debía ser entre 18.5 y 24.9.

Según consignó el sitio Daily Mail, los doctores y enfermeras comprobaron asombrados que la joven seguía con vida. Además le señalaron que estuvo a sólo unas horas de morir.

Los dedos de sus pies y manos perdieron su circulación, y sus uñas se volvieron frágiles, negras y se rompían con facilidad. Comenzó a sufrir la pérdida de cabello, su periodo se detuvo y sus costillas sobresalían de su piel.

Logró sobrevivir, y desde ese momento su vida tuvo un giro radical. “Todo cambió desde que me recuperé. Ahora soy una persona sociable, salgo con mis amigos y no me aíslo. Trato de inspirar a los demás a través de mi Instagram y en Youtube con mi estilo de vida vegetariano“, comentó.

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Finalmente, dejó un mensaje para quienes viven problemas parecidos a los que ella tenía. “A quienes sufren de anorexia les digo que solo ellos pueden salvarse a sí mismos. Tú tienes que hacer un cambio para escoger la vida”, aseguró la recuperada joven.

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