Tenía 15 años y sufría una enfermedad que hasta el día de hoy los médicos no logran confirmar a ciencia cierta.

Hablamos de la hipersensibilidad electromagnética (EHS, por sus siglas en inglés), padecimiento que en el caso de la protagonista de la historia, habría causado su muerte a través del suicidio.

Jenny Fry asistía a la escuela Chipping Norton de Oxfordshire, en Reino Unido, pero en junio pasado su cuerpo fue hallado colgando de un árbol, en lo que ha sido clasificado como suicidio.

El hecho, sin embargo, ha tomado relevancia, al informar medios británicos que la adolescente habría tomado la decisión por su desconocida alergia, que en su colegio se acrecentaba.

Ha sido su madre, Debra, quien ha acusado que su hija no soportó el WiFi de su colegio, lugar donde debía aguantar las ondas que en su casa fueron retiradas años antes, para evitar problemas.

“Jenny estaba sintiéndose enferma y yo también. Hice algunas investigaciones y encontré cuán peligroso podía ser el WiFi, por eso decidí sacarlo de mi hogar. Ambas estábamos bien, pero Jenny continuaba sintiéndose enferma en algunas áreas de su colegio”, explico Debra al Daily Mail.

“Estaba teniendo muchas interrupciones, no por ser disruptiva o por mal comportamiento, sino porque a menudo solía irse de clase para encontrar otro lugar donde podía trabajar”, añadió.

“Creo que el WiFi mató a mi hija“, ha dicho su madre, quien acusa al establecimiento de no hacer nada para aplacar el padecimiento, ya que –según los directivos– no existía comprobación de que una conexión WiFi causara tal alergia, que se manifestaba en Jenny en dolores de cabeza y vómitos.

Jenny Fry envió unos mensajes a sus amigos antes de suicidarse, sin embargo nada pudieron hacer | Facebook

Jenny Fry envió unos mensajes a sus amigos antes de suicidarse, sin embargo nada pudieron hacer | Facebook

“La seguridad de nuestros estudiantes mientras están en el colegio es de suma importancia y la seguridad de Jenny en el colegio era tan importante como la de cualquier otro”, comentó Simon Duffy, director del Chipping Norton School.

Ante todo esto, la madre ha iniciado una campaña en Reino Unido, con el fin de sensibilizar su causa, que podrían estar sufriendo otras personas.

“Intento hacer una campaña para advertir de los peligros del WiFi. No estoy en contra de la tecnología, pero siento que las escuelas deberían estar alertas de que algunos alumnos podrían ser sensibles y así reducir su uso”, explicó.

Según cita Mashable, las autoridades sanitarias de Reino Unido no consideran una enfermedad la EHS, puesto que no existe evidencia de que los campos magnéticos de bajo nivel, provoquen daño a la salud. Sí en cambio, aquellos en altos niveles.