Algo hay en la sal que nos hace felices. Nos energiza, nos renueva, nos hace sentir plenos. Desde un baño en las calmas aguas del mar hasta un plato de comida vibrante de sabor, la sal es el condimento de la vida y, como tal, ha sido valorado a lo largo de la historia. Estudios científicos demuestran que, más allá de las percepciones, la sal es curativa y sanadora, pero no se trata de comerla, sino de un revolucionario tratamiento que nos permite inhalarla.

Existen registros del uso de sal desde la Edad de Hierro, y se sabe que fue aprovechada y valorada en todas las culturas, adquiriendo valor económico, social y, hasta, mágico. Por ello, la explotación de minas de sal fue común, conociéndose la existencia de sectores de extracción regular en Europa incluso antes de la expansión del Imperio Romano.

Como casi todas las grandes revelaciones, los beneficios de respirar micropartículas de sal se descubrió por una combinación de casualidad y perspicacia científica. A principios de 1840, las minas de sal del Este de Europa eras especialmente activas. En esos años, el médico polaco Felix Boczkowski observó que los trabajadores que se dedicaban a la extracción del mineral sufrían considerablemente menos problemas respiratorios que el resto de la población. Sus estudios lo llevaron a confirmar que los beneficios se debían a la constante inhalación de partículas de sal.

Desde entonces, la haloterapia se ha expandido por toda Europa y América, abriendo las posibilidades y beneficios, no sólo a las afecciones respiratorias, sino también a mejoras en la piel y el bienestar general. A lo largo de casi 200 años, este sistema de sanación natural ha ido incorporando investigación científica y adelantos tecnológicos que ayuda significativamente en la lucha contra el asma, las alergias, sinusitis, dermatitis y otras infecciones, sin efectos adversos, y en un ambiente relajante que convierte cada sesión en un placer.

“La terapia de inhalación de micropartículas de sal seca es muy efectiva, y muy necesaria en un país donde, según cifras del Ministerio de Salud, más de un 24% de la población presenta síntomas respiratorios crónicos. Por ello, nos hemos preocupado de traer a Chile un sistema que garantiza el mayor control de los distintos factores que intervienen en el proceso: no se trata de meterse en una pieza con sal y listo, hay que considerar los niveles óptimos de humedad, calidad de la sal, tamaño de las partículas, temperatura, ventilación, tiempo de exposición, entre otros, para estar seguros que quienes siguen nuestro tratamiento conseguirán una mejoría en sus problemas, que saldrán de nuestras salas renovados y felices”, comenta Chen Blum de Microsalt Chile.