La autoestima está relacionada con muchas formas de conducta. Se dice que la manera en que nos vemos a nosotros mismos determina, en muchos casos, la forma en que visualizamos nuestro entorno y la relación que tenemos con él. La autoestima es la valoración de uno mismo.

Para la psicología se trata de la opinión emocional que los individuos tienen de sí mismos y que supera en sus causas a la racionalización y la lógica.

Según la connotada doctora en psicología y autoridad en la materia, Neva Milicic , la importancia de la autoestima radica en que si las personas no se quieren a sí mismas, difícilmente podrán ser felices y hacer felices a los demás. La autoestima incluye el sentimiento del propio valer, de ser querido y apreciado por uno mismo y por los demás. Junto con ello, supone el conocimiento de sí mismo, el aprecio por los propios intereses, la valoración de los éxitos, de las habilidades y características de cada uno.

Así, explica, la autoestima tiene un impacto decisivo en el bienestar socioemocional de las personas. Una de las variables más significativas para la adaptación social y el éxito en la vida, es tener una autoestima positiva; es decir, sentirse y saberse competente en diferentes aspectos.

Prácticamente todos los autores coinciden en que el momento más propicio y adecuado de la vida para desarrollar una autoestima positiva es durante la infancia. La autoestima no se adquiere, se crea, se desarrolla y se reafirma.

En relación a esto, la investigadora especialista en el tema Sherry Newman, indica que la gran responsabilidad de los padres es construir y reafirmar la autoestima de sus hijos. Esto debido a que son la influencia más significativa en la vida de ellos.

La autoestima de un niño comienza a forjarse desde muy temprana edad y continúa creándose día tras día. Según Newman, la autoestima proviene de aprender a aceptar quiénes somos aún reconociendo nuestras insuficiencias y continuar eligiendo gustarnos a nosotros mismos. La autoestima de cada niño crece con cada experiencia de interacciones exitosas con palabras positivas. De este modo es importante construir en los niños la creencia de que ellos pueden manejar su vida y hacerlo bien.

babynameslog vía Pinterest

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“Las palabras con las que un padre o una madre se refieren a sus hijos, siembran los elementos para la construcción de la imagen personal de el o de ella”. Si en esta siembra predominan las descripciones positivas, el niño tendrá una buena imagen personal. Por el contrario, si predomina la crítica, esta imagen será negativa”.

De acuerdo con las creencias de Madelyn Swift, la internacionalmente aclamada oradora y autoridad en materia de disciplina y comunicación, la salud emocional depende de la autoestima. Gustarse a sí mismo, y sentirse capaz, son los cimientos sobre los que descansa la salud emocional.

Podemos entonces preguntarnos, ¿cómo puedo ayudar a un niño a tener una autoestima positiva?

Necesidades básicas y Autoestima

En el libro ” Hijos con Autoestima Positiva”(2013), sus autoras Neva Milicic y Soledad López de Lérida, señalan 6 necesidades emocionales básicas que deben ser satisfechas por los padres respecto a sus hijos:

- Sentirse querido y atendido.
- Ser escuchado en sus necesidades, preocupaciones y opiniones.
- Sentirse seguro y no amenazado por nadie.
- Sentirse competente en las tareas que emprende.
- Ser aceptado por su familia y por las otras personas significativas que lo rodean.
- Sentirse digno de respeto a sí mismo y de ser respetado por los otros.

Lo anterior constituye las bases para la creación de un ambiente emocional seguro capaz de propiciar el desarrollo de una autoestima positiva en nuestros hijos.

Los factores relacionados con la autoestima

Mientras que los factores que más se relacionan con la autoestima y que son citados en el mismo libro, son, según el Estadounidense Reasoner, son los siguientes:

El sentido de seguridad, que se favorece poniendo límites,y fomentando en los niños el autorespeto y la responsabilidad (hábitos).

El sentido de identidad, se puede ayudar a obtenerlo demostrando afecto y aceptación y entregando retroalimentación a través del reconocimiento de las fortalezas del niño(a).

El sentido de pertenencia, se puede desarrollar fomentando la aceptación, la relación con otros niños, y la incorporación al sistema de “todos al trabajo” y la estructuración de un ambiente adecuado.

El sentido de propósito, se contribuye ayudando a los niños a fijarse metas, a través de la comunicación de la expectativas y de establecer una relación de confianza y fe con ellos.

El sentido de competencia, se contribuye a que los hijos realicen sus propias opciones y decisiones, incitándolos a realizar autoevaluaciones y entregándoles señales de reconocimiento de sus logros.

Por otra parte, nuestras características como padres, al ser sus referentes inmediatos y los agentes que mayor influencia en sus vidas, influye directamente sobre su autoestima. Pudiendo ser positiva o negativamente. Las autoras Milicic y López de Lerida, lo explican de manera muy práctica y comprensible en su libro:

Características de los Padres que se relacionan con una autoestima positiva de sus hijos:

- Aceptación de las características de los hijos.
- El apoyo que brindan a sus hijos en forma cotidiana, especialmente en situaciones de crisis.
- El estar atento a las necesidades de los niños y tener una actitud de búsqueda activa de manera de satisfacerlas.
- El compromiso con los niños y sus actividades.
- La expresión frecuente de afecto incondicional.
- El reconocimiento explícito de las fortalezas.

Características de los Padres que se relacionan con una autoestima negativa de sus hijos:

- Indiferencia y poca preocupación por las necesidades afectivas de sus hijos.
- Exigencias excesivas y poco adecuadas al nivel del desarrollo de los niños.
- Un excesivo control así como la falta de confianza en las capacidades de los hijos.
- Actitudes de rechazo (actitudes hipercríticas).
- Actitudes fuertemente autoritarias.
- Castigo físico y/o maltrato psicológico, las que son una forma extrema de dañar la autoestima y es una negación clara de los derechos de los niños. La disciplina DEBE ser puesta desde la SERENIDAD y NO desde el DESCONTROL, porque los efectos del maltrato son impredecibles.

Según el libro, “Getting it Right with Children” (Cómo hacerlo bien con los niños) de Madelyne Swift, una parte fundamental del trabajo como padres es enseñar a los niños cómo ser dueños de sus propias vidas, sus opciones y respuestas, y cómo evitar convertirse en víctimas de sí mismos por su falta de conocimientos y habilidades.

En relación a lo Anterior, la educadora de Párvulos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Silvia Caamaño Venegas, señala que “la sobreprotección fomenta una imagen de incapacidad. Lo que trae consigo una autoimagen negativa con relación a sus competencias y por otra parte, lo opuesto, el descuido y la indiferencia generan en el niño una falta de valía, considerando que la autoimagen positiva se desarrolla ya desde el vientre materno. es muy importante mantener el equilibrio considerando al niño en su naturaleza de individuo y no como objeto propio. Nuestro deber es prepararlos y potenciarlos para ser felices”. y nos entrega los siguientes tips:

- Si como padre o madre te reconoces como progenitor sobreprotector, debes partir por confiar en las capacidades de tus hijos, y no hacer todo por ellos, es necesario que el niño tenga u espacio, que se les de la oportunidad de desarrollarse y experimentar. Es importante que como padres estén al tanto de las características de desarrollo de las distintas etapas de infancia de sus hijos. En términos concretos, tener claro que a un niño de 2 años no podemos exigirle actuar como uno de 5 años.

- Generar confianza en su capacidad de tomar decisiones de acuerdo a su edad. Por ejemplo permitále elegir cómo vestirse, dandole luces de que mañana lloverá.

- Otro consejo es involucrar al niño en la rutina y el quehacer familiar, de este modo el infante se sentirá integrado a su grupo familiar, querido, valorado y aceptado.

- Evitar la comparación con otros niños, ya sean hermanos, familiares, amigos, etc.

- Predeterminar y definir como padres los valores a inculcar en los hijos, es decir, los valores que rigen el hogar y ser consecuentes con ello. Esto es fundamental ya que la inconsecuencia genera un descontrol interno. Esto implica ponerse de acuerdo en cuanto a normas, horarios, hábitos en general y ser constantes.

- Es importante establecer un tiempo familiar y también un tiempo personal con los niños, donde podamos jugar con ellos, conversar, realizar actividades recreativas que fortalezcan nuestros lazos de padres-hijos. Tiempos de calidad donde fomentemos el desarrollo del amor familiar y la cercanía. Donde aprenderá a manejar por ejemplo la frustración,la confianza, el ser escuchados y escuchar, la paciencia.

- En situaciones de corrección, evitar hacerlo cuando estamos descontrolados. Debemos tranquilizarnos, pensar bien y luego corregir desde el punto de vista positivo, destacando lo que es mejor y lo que se espera de el. Estableciendo metas y compromisos para mejorar.