Señores de Hites Concepción:

Pocas veces la pena y el enojo se mezclan tan profundamente como cuando a alguien le quitan algo que quiere, algo que siente propio. Esa mezcla de frustración e impotencia frente a lo que me pertenece aparece en todo su esplendor cuando cada tarde camino por la esquina de Barros Arana con Aníbal Pinto y veo una nueva placa de revestimiento tapando a ese inmenso e histórico edificio esquina.

¿Tienen alguna idea del por qué de esa frustración?

Se suele decir que la gente aprende de sus errores, pero en ustedes este no es el caso. No es la primera, sino LA SEGUNDA vez que intervienen un edificio con valor histórico para los penquistas con resultados que no hacen más que demostrar su falta de compromiso y de cultura con esta región.

¿Cómo se los explico? Es como el alzhéimer… En Concepción no tenemos memoria de construcciones muy antiguas. Los terremotos son nuestro alzhéimer y cuando teníamos dos, muy bellos edificios, en dos esquinas muy importantes, aparecen ustedes y nos vuelven a pasar la goma de borrar por la cabeza.

¿Se dan cuenta de lo que le hacen a nuestra ciudad?, ¿se dan cuenta de lo que le hacen a sus ciudadanos?. No es lamentable, ¡ES TERRIBLE! …sobretodo si pensamos que ustedes tenían la tremenda oportunidad de hacer las cosas bien. De hacer un trabajo serio, comprometido con la historia regional y ganarse así un tremendo poroto con los penquistas, ¡SE LA FARREARON!

Ser una casa comercial conlleva muchas más responsabilidades que sacar saldos favorables tras cada transacción, sobretodo si la arquitectura que acogerá a sus consumidores es un edificio histórico en pleno centro de una ciudad. No es tan fácil como que por comprarlo es una propiedad privada con la cual se puede hacer y deshacer a antojo, ya que cada pieza urbana es parte de una pertenencia ciudadana tan sutil y cotidiana que es incapaz de reemplazarse ni con toda la novedad del mundo.

Esa es la responsabilidad que les quedó chica y que los pone en ese muro de la vergüenza junto a tantos otros en esta última década que de una u otra forma han demostrado ser capaces de borrar la última hoja de nuestra historia con tal de vender ¿Será algún tipo de esclavitud o adicción al mercado?

Déjenme decirles que esos paneles que tanto brillan en la nueva fachada son su gran error. Esos paneles son la gran mentira que tapa a esa noble masa antigua que carga con el peso de la historia y que ha soportado terremotos.

Señores de Hites, les doy una pista: en vez de tapar deberían hacerle un monumento a esa fachada.

Se equivocaron una vez y ahora lo vuelven a hacer. No puedo más que sentir preocupación por una empresa como ustedes que va destruyendo todo lo que va tocando. Aunque tengo mis dudas si algo como esto puede despertar esa misma sensación en ustedes, pues lamentablemente estos párrafos son incapaces de poner en riesgo esas proyecciones de venta que de seguro fueron más detalladas que nuestro edificio en cuestión.

Si bien no espero tanto de ustedes, espero más de los penquistas. Que al menos sean ellos los consientes de su historia, y ocupen ese mismo orgullo con el que se hacen llamar penquistas para no entrar en ninguna de sus tiendas.

Giuliano Pastorelli.

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