Ser agradable muchas veces trae serias consecuencias, y es lo que vivió en carne propia Damián Barroca, un joven argentino que hace cinco años trabajaba en un lujoso hotel de la ciudad de Buenos Aires.

Sin embargo, pese a su buen desempeño fue despedido luego que la gerencia se enterase de que había tomado comida del bar para dársela a un mendigo que dormía a un par de cuadras del hotel Sofitel.

El joven argentino se desempeñó durante 5 años como portero del lugar, sin embargo, debido a su trabajo, puntualidad y conocimientos en el área gastronómica pasó al puesto de barman en el café. Fue en ese momento cuando ocurrió el lamentable episodio.

Una noche, faltando 30 minutos para cerrar el bar, Damián le pidió a la camarera que le preparara dos sándwiches de salmón para llevar. Con la ayuda de la mujer, los envolvieron en servilletas y papel film. Antes de irse de su trabajo, Barroca tomó también una manzana, un dulce y una botella de agua mineral; todos alimentos que depositó en una bolsa que minutos más tarde se las entregó a un hombre que a diario veía durmiendo en una calle cercana al hotel.

Facebook | Damián Barroca

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Para mal del joven, uno de los cocineros se dio cuenta de su acción y se lo hizo saber a gerencia. Razón por la que Damián fue convocado para una reunión con el Gerente General del hotel y, si bien pidió disculpas y ofreció pagar por lo que había tomado, no logró convencer al hombre por lo que cinco días más tarde fue desvinculado de la empresa hotelera en la que se desempeñaba.

Debido a la particular situación, Barroco redactó con lujos y detalles el episodio en su cuenta de Facebook: “Me fui con una bolsa en cada mano, con mis pertenencias del locker, mi corazón lleno de recuerdos y mis ojos envueltos en lágrimas… Más allá de lo deprimido que aún sigo, me encuentro muy desconcertado por el hecho de que tuve un problema por ayudar a una persona que lo necesitaba”, expresó.

“Constantemente, los gerentes, supervisores y jefes departamentales nos decían que ese era un hotel que busca satisfacer al huésped, al cliente y hacer que se vaya feliz, con ansias de regresar y tener una experiencia aún mejor que la anterior… Pero supongo que si no se hace marketing sobre la buena acción, no vale la pena hacer una obra de bien”, fueron parte de las declaraciones del joven publicadas en el medio español Yahoo.es.