El Ministerio de Salud confirmó este lunes su apoyo a la venta de medicamentos más baratos en los consultorios de todo el país. Al igual que las farmacias populares, la medida no requiere cambios en la ley, sino que sólo autorización del ISP.

Como una variante de la farmacia popular de Recoleta, el subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, anunció que estará disponible la venta de medicamentos a bajo costo en consultorios de todo Chile, con el Gobierno como intermediario entre laboratorios y municipios.

El costo operacional será más bajo que en las farmacias populares, porque no requiere de un recinto adicional y sólo se debiera ampliar las facultades de los consultorios a través de una ordenanza. Se requiere eso sí, la autorización del Instituto de Salud Pública, según explicó Burrows.

Una iniciativa que fue valorada por el presidente de la Comisión de Salud de la Asociación Chilena de Municipalidades, Felipe Delpín, quien estimó que la implementación de una farmacia en un consultorio puede ser más sencillo incluso que implementar una farmacia popular en cada municipio.

El Gobierno también se comprometió a ingresar indicaciones antes del 7 de diciembre al proyecto de ley que se tramita en el Senado, conocido como ley de medicamentos II.

Las modificaciones irán en la línea de permitir a las farmacias independientes, y eventualmente las grandes cadenas, de adquirir los medicamentos a través de la intermediación de la Cenabast, pero obteniendo solo un 10 por ciento de ganancias en su venta. Así lo explicó la senadora DC, Carolina Goic.

Para el ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, la implementación de medidas como la importación de remedios o la implementación de pequeñas farmacias, son medidas tardías, puesto que están disponibles desde la entrada en vigencia de la ley de fármacos de la administración anterior. A su juicio, esto demuestra el desconocimiento de la ley por parte de las actuales autoridades de Salud.

Entre las indicaciones que el Gobierno comprometió a la Ley de Medicamentos está el fortalecimiento de la Central Nacional de Abastecimiento; la obligatoriedad de que los médicos prescriban medicamentos genéricos y sugieran un medicamento con su nombre de fantasía y que las farmacias transparenten los precios de los medicamentos a través de su página web.