El misterio sobre si el presunto cerebro de los atentados de París figura entre los muertos durante un asalto policial a un apartamento de un suburbio de la capital seguía sin dilucidarse este miércoles por la noche.

En la operación llevada a cabo en Saint-Denis, al norte de París, fueron detenidas ocho personas y al menos otras dos murieron, informó François Molins, fiscal a cargo de la investigación de la matanza del viernes.

“Un nuevo equipo de terroristas fue neutralizado y todo permite pensar (…) que este comando podía pasar al acto” y cometer un atentado, agregó el persecutor.

Unos 110 policías de élite, de los que cinco resultaron heridos, lanzaron el asalto de madrugada en pleno centro de Saint-Denis en busca del presunto cerebro de los atentados, el belga Abdelhamid Abaaoud.

Este yihadista de 28 años, conocido también como Abu Omar al Baljiki (“el belga”), fue en 2013 a Siria. Un año después burló los servicios de inteligencia viajando a Europa para preparar atentados en Bélgica, que fueron desbaratados.

En Saint-Denis, los agentes de las fuerzas del orden recibieron intensos disparos. La operación duró siete horas y paralizó el barrio. “Parecía que estábamos en guerra”, contó Hayat, una testigo de 26 años.

Los muertos son una mujer que estaba dentro del inmueble y detonó su chaleco de explosivos –algo sin precedentes en Francia– y un hombre con el cuerpo “acribillado de balas” hallado entre los escombros.

El edificio podría derrumbarse, lo que complica el trabajo de los investigadores. Como consecuencia, el fiscal dijo que no podía precisar el número exacto de muertos ni sus identidades.

Lo único seguro, según él, es que ni Abaaoud ni Salah Abdeslam, sospechoso de haber formado parte de uno de los tres comandos que perpetraron la matanza del viernes, figuran entre los detenidos, cuya “identidad está siendo verificada”.

Más bombardeos

En cinco días de investigación, los policías lograron remontar la pista y establecer la secuencia de los ataques, “actos de guerra planeados en Siria, organizados en Bélgica y cometidos en Francia” con cómplices franceses, según el presidente François Hollande.

Nueve hombres participaron en los atentados: tres kamikazes en las inmediaciones el Estadio de Francia en Saint-Denis, otros tres en la sala de conciertos El Bataclan y tres más que dispararon de forma indiscriminada contra bares y restaurantes.

Justo antes del asalto al Bataclan, alguien envió el mensaje de texto “estamos en marcha, empezamos” desde un teléfono móvil hallado en una papelera en el exterior de la sala, en la que murieron 89 personas, explicó el fiscal de París.

De los siete kamikazes, cuatro han sido identificados, todos ellos franceses, de los cuales al menos tres combatieron en Siria. Uno de los otros tres es un hombre que llevaba un pasaporte de ese país de autenticidad dudosa con el que entró por Grecia recientemente.

La policía busca a Salah Abdeslam, de 26 años, sospechoso de ser uno de los atacantes que ametrallaron el viernes desde un coche varias terrazas de cafeterías y restaurantes junto con su hermano Brahim, quien se hizo estallar en la calle.

Otro asaltante también podría haberse fugado, a no ser que sea uno de los dos presuntos cómplices arrestados en Bruselas e inculpados por “atentado terrorista”.

La investigación se centra asimismo en otros dos hermanos yihadistas, Fabien y Jean-Michel Clain, cuyas voces figuran en la reivindicación del Estado Islámico.

Después de la tragedia, Francia prometió una respuesta “despiadada” y contraatacó. En ese contexto el portaviones Charles de Gaulle zarpó este miércoles rumbo al Mediterráneo Oriental, donde llegará el próximo fin de semana para intensificar la lucha contra el Estado Islámico.

Los aviones franceses bombardearon el martes por tercera noche consecutiva Raqa, el bastión de la organización yihadista en el norte de Siria, al igual que hacen los rusos en represalia por el atentado contra un avión en Egipto.

En 72 horas, 33 yihadistas murieron bajo las bombas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

No ceder al miedo

En la estela de Francia y Estados Unidos, los rusos se proponen atacar objetivos vinculados al petróleo, la principal fuente de financiación del EI.

En París, el gobierno presentó un proyecto de ley para prolongar tres meses el estado de emergencia, que será votado el jueves y el viernes por el parlamento. Desde los atentados, la policía llevó a cabo 400 registros, detuvo a 60 personas y puso a otras 118 bajo arresto domiciliario.

No hay que “ceder al miedo” ni caer en los estigmas, pidió Hollande a los franceses, conmocionados por esta segunda oleada de atentados después de los de enero contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado judío.

La comunidad musulmana ha reaccionado. Las casi 2.500 mezquitas del país recibirán un “texto solemne” de condena de los atentados para que lo lean durante la oración del viernes.