El neozelandés Jonah Lomu, legendario jugador de los All Blacks, murió el miércoles a los 40 años, según anunció su familia.

“Jonah Lomu murió esta mañana (…) Fue algo totalmente inesperado, Jonah y su familia habían regresado de Reino Unido la noche pasada”, declaró al canal TV3 el portavoz de su familia, John Mayhew, antes de estallar en lágrimas.

Lomu, quien durante décadas combatió una enfermedad renal que puso fin a su carrera, falleció repentinamente en su casa de Auckland, añadió Mayhew.

“Estamos todos consternados y profundamente tristes por la muerte repentina de Jonah Lomu. Jonah fue una leyenda de nuestro juego y era muy querido por sus innumerables fans aquí y en todo el mundo”, escribió en Twitter Steve Tew, director general de la Federación Neozelandesa de Rugby.

“Los pensamientos de todo el país están con su familia”, dijo por su parte el primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, quien también rindió homenaje a este gigante del rugby. 

Lomu jugó 63 partidos con la selección de Nueva Zelanda de 1995 a 2002 y marcó 37 tries.

Lomu fue probablemente la primera megaestrella del rugby mundial, tal como se entiende este término en la actualidad, marcado por la exposición mediática. Ésto, gracias a su impresionante potencia y velocidad, una mezcla que parecía incontrarrestable para sus rivales y que generó una verdadera devoción por su juego, luego de ‘explotar’ en el Mundial de 1995.

El gigante ‘All Black’ -1,96 metros- vio complicada su carrera en 1996, cuando se le diagnosticó un serio problema en el riñón. Unos años más tarde se confirmó que era dializado tres veces a la semana, lo que terminó con su carrera, aunque no con la admiración del mundo del rugby y del deporte en general. El mismo que hoy lamenta su partida.