Estudiar y aprender lo leído, no es algo que resulte sencillo para todos. Hay quienes leen y leen, y no comprenden, y como consecuencia, no aprenden. Otros que leen y leen, memorizan para el día de la prueba, y luego olvidan.

Así entonces, resulta indispensable manejar alguna forma de estudio eficaz, que no sólo sea mera información en el cerebro para luego desechar.

Afortunadamente la ciencia se ha preocupado de ello, y así también otras personas, que han notado tal problema a la hora de aprender.

Es el caso de Gabriel Wyner, quien se vio en la necesidad de aprender un par de idiomas en solo unos meses por su rol de cantante de ópera.

Wyner, en su libro Fluent Forever, entregó una serie de claves para aprender un idioma en poco tiempo, pero entre ellos, uno reslataba al ser sencillo y bastante eficaz, según ha podido comprobar la ciencia. Se trata de practicar el recordar. ¿Cómo así?

En vez de leer y releer una lista de palabras y conceptos, leas y luego te pongas a prueba repetidamente, con la idea de entrenar tu retención. El objetivo es que tengas la capacidad de recordar las palabras.

La ciencia lo avala

En 2013, los investigadores Jeffrey Karpicke y Henry Roediger III publicaron un estudio que confirma el aporte del “efecto prueba”, que es el que mencionábamos.

Tal como publica BBC Mundo, ambos observaron “cómo las pruebas pueden consolidar nuestra memoria de los hechos”, con estudiantes que debieron memorizar pares de palabras en dos idiomas (inglés y swahii).

A un grupo se le pidió estudiar normalmente, como es leer una lista, y ponerse a prueba, para luego notar lo recordado y retomar el estudio desde lo que faltó por recordar.

Al otro grupo, se le pidió lo mismo, pero no dejar de lado lo supuestamente aprendido, y estudiar todo por completo, sin discriminar entre lo que fue bien y mal en los test previos.

El resultado fue decidor: “Mientras que dejar de estudiar los términos aprendidos no tuvo mucho efecto, a aquellos que no siguieron comprobando si los recordaban, les fue mucho peor que a los que sí lo hicieron”.

Además, quienes dejaron de lado las pruebas previas recordaron sólo un 35% de los términos, en tanto que quienes sí usaron pruebas anteriores, consiguieron recordar un 80% de las palabras.

La conclusión de los expertos es sencilla: cuando se estudia se debe practicar la recuperación de datos, siendo las pruebas constantes un herramienta útil y comprobable de eficacia.

A ello se suma que si bien cuando se aprende algo, se puede no releer cierta materia, sí es necesario poner a prueba tal conocimiento en las pruebas previas para comprobar que aún se retiene la información.

Tanto para la PSU o tu examen final, ponerte a prueba previamente y constamentente, parece ser la clave del éxito.