El primer ministro de izquierda radical Alexis Tsipras enfrentaba el jueves su primera huelga general desde su llegada al poder en enero, convocada por los sindicatos contra las nuevas medidas de austeridad exigidas por los acreedores de Grecia.

El movimiento, de 24 horas, denuncia en particular las alzas de impuestos y un proyecto de reforma del sistema de pensiones.

Se prevé una amplia adhesión en los servicios públicos, con la parálisis de los transportes. Mientra que las compañías aéreas cancelaron decenas de vuelos.

Los museos y sitios arqueológicos permanecerán cerrados y el funcionamiento de los hospitales se limitará a los servicios de emergencia.

Los gremios llamaron además a manifestaciones en Atenas.

El paro se efectúa en momentos en que los representantes de los principales acreedores del país -Unión Europea, FMI, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Europeo de Estabilidad- realizan una misión de inspección sobre el cumplimiento de las reformas prometidas por Grecia en julio pasado.

A cambio, el país obtuvo un rescate de 86.000 millones de euros escalonados en tres años.

Tsipras, que llegó al poder al frente del partido Syriza con un programa antiausteridad, renunció en agosto, pero fue reelecto en septiembre con una mayoría desprendida del ala izquierda más crítica con el giro de su política.

Ahora enfrenta nuevas presiones para adoptar otras medidas impopulares, so pena de no recibir el próximo tramo del rescate, de 2.000 millones de euros.

Las discusiones gravitan principalmente en torno a las estimaciones de los precios tope de las viviendas cuyos propietarios no podrán ser desalojados por hipotecas impagas.

Tsipras espera cierta clemencia de los acreedores, para evitar un empobrecimiento mayor de una población vapuleada por años de recesión y ajustes.

También hay desacuerdos sobre el trato de las deudas morosas de los bancos.

Syriza adhirió a la huelga, denunciando “las políticas antisociales, de un neoliberalismo extremo”, llevadas a cabo… por el primer ministro de ese mismo partido.