El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, destacaron este lunes la solidez de los lazos bilaterales, en una tentativa por superar asperezas surgidas entre las dos partes a raíz de un acuerdo internacional con Irán.

Al recibir a Netanyahu este lunes en el Salón Oval de la Casa Blanca, Obama dijo que “no es un secreto” que ambos mantienen desacuerdos sobre el acuerdo nuclear con Irán, pero mencionó el “lazo extraordinario” entre los dos países.

Por su lado, el primer ministro israelí le reafirmó el compromiso de su gobierno con un diálogo de paz con los palestinos.

Se trató del primer encuentro entre Obama y Netanyahu tras la firma entre las potencias e Irán del acuerdo sobre su programa nuclear, entendimiento que fue ásperamente criticado por Israel.

Obama mencionó la ola de violencia en los territorios palestinos y en Jerusalén. “Condenamos de la manera más firme la violencia palestina contra ciudadanos israelíes inocentes”, aseveró.

El mandatario estadounidense ofreció a Netanyahu un largo apretón de manos y posteriormente afirmó que la seguridad de Israel permanecía como una prioridad absoluta de la política exterior de su gobierno.

Solución de dos Estados

En contrapartida, Netanyahu buscó disipar la impresión generalizada -reforzada por comentarios en su propia campaña electoral- de que se opone a la creación de un estado palestino.

A lo largo de décadas, la propuesta de una “solución de dos estados” fue la base fundamental de los esfuerzos de paz. Durante mucho tiempo, Netanyahu provocó la ira de la Casa Blanca al sugerir que la solución de los dos estados era una propuesta liquidada.

“Sigo comprometido con una visión de paz de dos estados para dos pueblos, un Estado palestino desmilitarizado que reconozca al Estado de Israel”, dijo Netanyahu.

Añadió que quería “dejar claro que no he renunciado a la esperanza de paz. Nunca renunciaremos a la esperanza de paz”.

En marzo, durante su campaña electoral, Netanyahu había considerado como sepultada la idea de un Estado palestino, aunque luego de ser reelegido buscó relativizar esa declaración.

Para empeorar aún más las cosas, Netanyahu viajó a Washington ese mismo mes para pronunciar un discurso ante el Congreso, invitado por dirigentes de la oposición del partido Republicano, y en el que hizo fuertes críticas a la política exterior de Obama.

Nuevo acuerdo militar

Para la reunión de este lunes, la agenda debía incluir también una discusión sobre un nuevo acuerdo militar bilateral para los próximos 10 años.

Netanyahu podría pedir que la ayuda militar de más de 3.000 millones de dólares al año que recibe de Washington aumente a 5.000 millones, especuló la prensa israelí.

Israel aspira a estar mejor armado ante los riesgos que, según Netanyahu, el acuerdo con Teherán representa para el país, tanto en el plano armamentístico como con respecto a los aliados de Irán, el Hezbolá libanés y el Hamás palestino.

La situación es mucho menos alentadora en lo que respecta a la cuestión palestino-israelí. Obama ha perdido toda esperanza de ver a israelíes y palestinos firmar la paz antes del final de su mandato en enero de 2017, admiten sus colaboradores. Incluso ve remotas las posibilidades de que se reanuden las negociaciones en este plazo.

Bajo presión

Obama y Netanyahu se reunieron en momentos en que los territorios palestinos, Jerusalén e Israel están viviendo una ola de violencia que hace temer una nueva intifada.

Desde el 1 de octubre, la nueva oleada de violencia dejó 75 muertos del lado palestino y 10 del lado israelí.

De acuerdo con el gobierno de Israel, la mayoría de palestinos fue abatido al realizar o intentar algún tipo de ataque.

Antes de su partida de Israel el domingo, Netanyahu dijo que hablaría con Obama de los “posibles avances con los palestinos”, dando a entender que podría anunciar medidas concretas para facilitar la vida de los palestinos y disminuir las tensiones.

El primer ministro está bajo la presión de la derecha israelí. Quince diputados firmaron un llamado para que Netanyahu defienda ante Obama “el derecho legal e histórico” de Israel de construir en Jerusalén y Cisjordania.

En cuanto a los gestos de apaciguamiento hacia los palestinos, Naftali Bennett, uno de los principales aliados de la coalición gubernamental de Netanyahu, rechazó la idea.

“Somos nosotros los que deberíamos pedirles gestos a ellos: dejar de asesinar y de propagar el odio”, afirmó Bennett.