A tres días del deslave de desechos mineros en Brasil, la búsqueda por 26 desaparecidos se tiñó este domingo de desesperanza cuando una autoridad reconoció que “con seguridad” la mitad de ellos habría muerto.

Fernando Pimentel, gobernador del estado de Minas Gerais (sureste), donde el jueves se rompieron los diques de dos embalses de agua y desechos de una empresa minera, admitió en una rueda de prensa que “la esperanza va disminuyendo” a medida que pasan los días.

“Con seguridad los 13 desaparecidos que estaban en el depósito al momento de la ruptura difícilmente serán encontrados aún con vida, lamentablemente tenemos que reconocer eso”, declaró.

Hay otras 13 personas desaparecidas, de varios poblados en torno a Mariana –pequeña ciudad histórica de Minas Gerais– donde ocurrió el desastre el jueves.

Según Pimentel, esas personas podrían haber alcanzado a escapar de la poderosa ola de barro o estar aisladas en alguna localidad sin que hasta ahora hayan sido contactadas.

“No le quiero quitar la esperanza a nadie, puede que consigamos a alguien con vida, pero a medida que va pasando el tiempo la esperanza va disminuyendo”, reconoció.

Dos hombres que habían sido reportados como desaparecidos fueron localizados en un hotel de Mariana, informó la alcaldía el domingo por la noche.

Así, el último balance oficial es de un muerto y 26 desaparecidos después que el jueves por la tarde cedieran los diques de dos embalses con millones de metros cúbicos de agua y desechos de la extracción de mineral de hierro de la empresa Samarco, un joint venture entre la gigante brasileña Vale y la australiana BHP Billiton.

El sábado, los bomberos de Minas Gerais reportaron una segunda muerte relacionada con el episodio, pero el domingo rectificaron la información, aclarando que la víctima aún no fue identificada y no es posible establecer la causa de su muerte.

Lo mismo informaron sobre un tercer cuerpo hallado la tarde del domingo.

Sigue la búsqueda

En la mañana del domingo, equipos de rescate reiniciaron la búsqueda en al menos ocho poblados en torno a Mariana, distante a unos 75 km en línea recta desde la capital del estado, Belo Horizonte.

La búsqueda había sido suspendida la noche del sábado “porque es un lugar de muy difícil acceso y de mucho riesgo”, explicó el alcalde de Mariana, Duarte Gonçalves Junior. Además ha llovido fuerte en la zona y eso dificulta las operaciones de rescate.

Helicópteros, vehículos, equipos especializados de las fuerzas públicas y perros trabajan en los operativos.

Uno de los pueblos donde se rastrea es Bento Rodrigues, de 620 habitantes, que quedó totalmente cubierto por esa especie de arena movediza.

Medio millar de personas de ese lugar ya fue rescatada con vida y, tras lavarse con agua y jabón para librarse del fango y los residuos del mineral, fueron conducidos a albergues y hoteles en Mariana.

El trabajador de Samarco Marcelo José Felicio, de 30 años, busca a su madre, una anciana que aparentemente no pudo escapar de la ola de barro que sepultó al pueblo de Bento Rodrigues.

“Dicen que entró a la casa a buscar alguna cosa. Cerró la puerta y salió. Un chico que vive cerca la vio corriendo, pero como es anciana no pudo avanzar más y el barro se la tragó. Hasta ahora no sé donde está”, dijo Felicio a la AFP.

Además de arrasar con todo a su paso, la enorme ola de agua, tierra y desechos minerales causó un “enorme daño ambiental”, según uno de los investigadores de la fiscalía del estado.

Este domingo, BHP dijo en una nota que está apoyando a Samarco y que su director ejecutivo, Andrew Mackenzie, visitará el lugar del incidente esta semana para reunirse con representantes de Samarco, autoridades y miembros de la comunidad.

“Nuestra prioridad es ayudar a Samarco a responder de manera segura y eficiente a esta terrible tragedia”, declaró Mackenzie citado en una nota este domingo.

No hay certezas sobre las causas del deslave. Samarco asegura que los embalses habían sido sometidos a fiscalización en julio de 2015 y que “se encontraban en total condición de seguridad”.

Sin embargo, la fiscalía de Minas Gerais investigará si los controles técnicos de las estructuras y las medidas de seguridad estaban en regla.

Poco antes de la tragedia se registraron pequeños temblores en la zona, algo habitual en Brasil. Pero expertos en sismología de la Universidad de Sao Paulo estiman improbable que esos movimientos hayan causado la ruptura de los diques.