Alexa y Diego son una pareja de ariqueños que inició un innovador emprendimiento gastronómico en la ciudad de la eterna primavera: “Chanchos”, una sanguchería vegetariana llena de sabor, colores y productos locales de los valles de Azapa y de Lluta.

Se podría decir que la historia de amor de Alexa Gallardo y Diego Espinoza no es apta para carnívoros: ella dejó la carne por salud y él por opción y conciencia animal. Cuando se conocieron siendo vegetarianos, se dieron cuenta que además compartían el cariño por la cocina y el disgusto por la poca variedad que existe para quienes no comen carne.

“La cocina vegetariana no existe, sobre todo en Chile. Todo se reemplaza por carne de soya, o sea, es cocina muy básica y me aburrí de eso”, cuenta la joven de 25 años, cocinera de Inacap.

Cuando se fueron a vivir juntos, Alexa se lucía con los platos, pero les quedaba un problema difícil de solucionar en Arica: “chanchear”. Una práctica típica del estar en pareja es acompañar las películas con algo rico para picar, algo “cerdo” sin importar la dieta. Incluso los bajones después del carrete.

Sin embargo, siendo vegetarianos las opciones se reducían a tener que pedir un sandwich sin la carne, o derechamente cocinarse ellos mismos. “No había nada para nosotros. Teníamos que ir a una sanguchería y decir que nos sacaran la carne o pedir que nos cambiaran ésta por otro ingrediente, y era nefasto porque nos decían que no, o nos cobraban un ingrediente extra y no nos descontaban la carne. En otros lugares de frentón lo negaban. Era muy frustrante”, indica la joven.

Inicialmente querían instalarse con una cafetería, pero sin darse cuenta estaban tratando de forzar una idea que realmente no se necesitaba en Arica y lo más obvio estaba frente a ellos: darle la oportunidad a las personas vegetarianas de comer algo rico para “chanchear” sin tener que complicarse más la existencia con las pocas opciones.

Así nació “Chanchos”, una sanguchería llena de amor por la cocina, de productos frescos del mismo Asoagro -conocido recinto ariqueño que agrupa a los agricultores de la zona-, preocupación por los sabores y detalles en cada ingrediente.

¿Por qué “Chanchos”? “Porque nos gusta comer mucho y cocinar harto. Nos consideramos “chanchos”, nos gusta “chanchear” como típicos chilenos. Además es irónico porque la persona ve el logo de los cerdos bailando felices y están felices porque no se los comen”, explica Alexa entre risas.

Sanguchería Chanchos

Sanguchería Chanchos

Elaboración propia

Y cuando decimos preocupación por cada elemento que compone el “sánguche”, es necesario enfatizar en el proceso de laboratorio que llevaron a cabo ambos. Eso sí, Diego, programador de 28 años, reconoce que ese trabajo lo lideró Alexa por su experiencia en la cocina.

“Equipamos la casa como cocina profesional. Tuvimos toda una experimentación de un mes. Buscamos los clásicos. Al principio teníamos una carta más grande, pero personalmente no me gustan las cartas con tanto producto diferente; creo que hay que simplificarlo más”, señaló la cocinera y docente de Inacap.

Cada “sánguche” tiene identidad propia: “Chancho 6″ (albóndigas de garbanzo, queso fundido, cebollas asadas y pepinillos), “Choclo queso” (hamburguesa de lentejas, choclo, queso de cabra fundido, cebolla morada y lechuga), “Chanchoman” (hamburguesa de lentejas, queso fundido, huevo, palta y papas crocantes). Además quisieron incluir dos típicos chilenos para respetar la esencia nacional: el Italiano y el Chacarero.

El pan que se ocupa además es vegano: no tiene leche ni huevos. A ambos les preocupaba ponerse en el lugar de todos y asegurar la calidad de cada producto. No querían dejar a los veganos de lado por la misma experiencia que ellos tuvieron para hallar con qué “chanchear”.

La mayonesa es una “lactonesa” a base de leche, pero están trabajando en buscar una receta para preparar una vegana sin papa ni soya, y que no pierda la textura de la mayonesa. Las otras salsas que entregan de manera gratuita son picantes: “Lechón” (rocoto ahumado), “Cuero ‘e Chancho” (con ají puta parió) y la “Chancho Gourmé” (ají amarillo y huacatay).

Comenzaron con la idea de elaborar todo. Sabían que les dedicaría más tiempo, pero iba a ser reconfortante saber que la gente lo agradecería. Es el sello de “Chanchos”. Y si bien ocupan productos que son costosos en el mercado, los clientes han destacado los precios asequibles -el “sánguche” más caro cuesta 4 mil pesos- y su calidad única.

Chanchos Sanguchería

Chanchos Sanguchería

“No queremos ‘pegar el palo’ porque buscamos que toda la gente pueda acceder a nuestros productos. No queremos que sea un gustito, sino más bien una opción real. No queremos ser la sanguchería cuica y gourmet. Lo que nos hace gourmet es cocinar bien, tratar los ingredientes con el respeto que tiene, y eso no es un costo adicional, sino que una dedicación adicional“, dice Alexa.

Asimismo, la pareja asegura que “Chanchos” no pretende ser conocido como un negocio de comida saludable sino más bien llegar a las personas que quieren comer algo distinto, “un sánguche gigante, calentito y que chorree”, coinciden ambos, con la única diferencia de que cambiaron la proteína por excelencia en el país por proteínas vegetales.

Diego afirma entusiasmado que la idea era “agarrar a todos”, no sólo a los vegetarianos y veganos. “Hay mucho carnívoro que tiene la necesidad de probar algo distinto y rico. Hay muchos locales que compran sus productos en los supermercados, llegan a sus cocinas y los fríen. Se pierde la cocina de autor, el cariño y el amor por la cocina local”, agrega.

“Los dos somos ariqueños, ambos hemos vivido en otros lugares fuera de Arica. Yo le tengo mucho cariño a esta ciudad, pero me da pena que esté tan estancada y que la gente esté tan acostumbrada a esto. Nosotros antes de hacer comida vegetariana hacemos comida rica y bien hecha. Lo vegetariano queda en segundo plano, porque tú te imaginas que ser vegetariano es lechuga y tomate, pero hemos cuidado estar presente en cada detalle y así ir mejorando”, precisa Alexa.

Por su experiencia en la cocina, a Alexa le importaba mucho elaborar las proteínas con un aporte nutricional similar al de la carne sin recurrir a la soya. Por ello están hechas con legumbres (porotos negros, garbanzos y lentejas) porque aportan proteínas de buena calidad, y se aprovechan más sus nutrientes estando crudas y remojadas. “Ese aspecto lo cubrimos bien, de manera equilibrada. Tal vez hubiera sido más fácil cocinar hamburguesas de arroz, pero meter un carbohidrato dentro de un pan al final es sumar calorías, y tampoco es la idea”, sostiene la joven.

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Vegetarianos con identidad ariqueña

Tanto Diego como Alexa tenían claro que no querían trabajar con grandes empresas en cuanto al abastecimiento. El objetivo siempre fue apoyar la producción local y el Asoagro es clave. El 100% de las verduras vienen directamente de ahí. “Tenemos dos caseras que nos abastecen de todo y se han puesto la camiseta con nosotros. Se alegran cuando vamos a comprar porque saben que armamos algo nuevo y ellas son parte de esto” asegura Diego.

La pareja cree que ellas son como héroes sin capa porque no se les da el reconocimiento que se merecen y quieren cambiar eso, integrando desde el vendedor al agricultor para acercar a las personas con los alimentos que consumen.

Aprendiendo de los errores

Para sacar adelante el proyecto, cada uno debió renunciar a parte de sus trabajos. Era tal la motivación de emprender, que la decisión no fue difícil.

Comenzaron hace casi un mes y se declararon sorprendidos con la buena recepción de los ariqueños, considerando que sólo avisaron el inicio a través de Facebook. “Partimos con mucha humildad, fuimos muy ingenuos y quedamos cortos el primer día. No dimos abasto. Proyectábamos vender unos 20 sánguches como máximo, pero nos taparon en llamadas“, relata Diego.

Diego

Diego

“Alexa estaba en la cocina, mi hermano tomaba los pedidos y yo era el chico delivery, pero creo que subestimamos la labor del repartidor”, ríe el joven, agregando que si bien Arica es una ciudad pequeña, los dos primeros días demoró cerca de dos horas en llegar a algunos lugares, pero destacó la buena actitud de la gente, pues pese a la espera, no recibieron reclamos, sólo “buena onda”, aseguran.

Después de esta frustrante experiencia, Alexa puso la cuota de realismo y convenció a Diego de atender solo tres días, y no seis como tenían presupuestado. Debían tener más tiempo para producir. “Reconozco que me dolió esto, pero debí aceptarlo. Los demás días los dejamos para comprar y abastecer para estos tres días porque sería mucha la demanda y la casa no nos da abasto“, dice Diego.

Sin embargo, el programador ariqueño aclara que esto es solo mientras encuentran un local, porque para eso apuntan: a tener un lugar en el cual poder recibir a sus clientes, donde ellos puedan comer algo “chancho” acompañado de un shop cuando aún hay sol.

Diego y Alexa creen que la buena llegada de las personas obedece a que agradecen algo nuevo, y original. Han notado el cariño y “ha sido un fenómeno súper raro. La gente ha sido súper fiel. Todos los días tenemos llamados y debemos decirles que trabajamos solo los fines de semana hasta encontrar un local” relatan.

Para el incipiente éxito de “Chanchos”, el rol de cada uno ha sido clave, pues aseguran que uno sin el otro no hubiera podido lograrlo.

Alexa

Alexa

Son un sabroso complemento: Alexa ama la cocina, pero no sabe cómo manejar una empresa, marketing o redes sociales como Diego. “Yo no hubiera podido hacer esto sola”, reconoce la joven.

Él coincide en que si bien hace tiempo tenía el bichito de emprender un negocio, solo no lo hubiera alcanzado: “Siempre le he dicho a Alexa que me gusta la garra que le pone al desarrollo de las recetas, su profesionalismo detrás de la cocina. Me ha marcado mucho con su cuento de la producción local. Yo lo veía como más empresario pero ella me hizo entender que los cocineros tienen un rol social fuerte. Que ellos hacen arte” finaliza.

Para más información está su página web www.chanchos.cl, además de sus cuentas en Facebook y Twitter.