El neozelandés Sonny Bill Williams explicó que regaló ayer sábado su medalla de campeón del mundo a un joven aficionado que fue a su encuentro en el césped de Twickenham, unos minutos después de la final ganada ante Australia (34-17).

“Un niño vino hacia mí corriendo, pero fue atrapado por un empleado del estadio. Era algo más bien triste, ya que era simplemente un niño entusiasta”, contó el centro, que entró durante el encuentro contra los Wallabies.

“La medalla no es todo. Me siento orgulloso y honrado de haberla ganado, pero me dije, ¿por qué no hacer posible una noche inolvidable a este niño?”, señaló el jugador, que fue a buscar al pequeño y le ofreció su medalla. 

“Estoy seguro de que se va a acordar siempre. Su mamá estaba contenta. Llevaba una camiseta de los All Blacks y será tal vez un futuro All Black”, sonrió Sonny Bill Williams (30 años, 33 selecciones), que ya había ganado el título en 2011.

“Bueno, el entrenador me dijo luego que la medalla era de oro puro”, bromeó riéndose, el centro, agregando que “estoy contento que la tenga porque sé que la va a apreciar de verdad y cuando sea más viejo, podrá contar la historia a sus hijos”, señaló. 

“Es probablemente mejor que tenerla colgada en una pared”, concluyó la estrella.