La Asamblea General de la ONU pidió el martes por 24º año consecutivo y de manera casi unánime el fin del bloqueo aplicado a Cuba por Estados Unidos, en una resolución votada tres meses después del restablecimiento de lazos diplomáticos entre ambos países.

El texto fue apoyado por 191 de los 193 países miembros de la ONU, mientras que solo votaron en contra Estados Unidos e Israel, un resultado aún más contundente que el año anterior, cuando se habían registrado 188 votos positivos, dos negativos y tres abstenciones, constató la AFP.

“Ha sido una votación récord la que se ha producido”, dijo el canciller cubano Bruno Rodríguez a la prensa en Nueva York, destacando que “prácticamente de manera unánime la comunidad internacional ha manifestado su apoyo al levantamiento del bloqueo”.

La resolución de este año da la bienvenida al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington en julio pasado, después de varios meses de negociaciones que pusieron punto final a más de medio siglo de ruptura.

Además, reconoce la “voluntad expresada” por el presidente estadounidense Barack Obama de “trabajar para la eliminación del embargo económico, comercial y financiero contra Cuba”.

Al presentar el texto, Bruno Rodríguez habló de un “notable progreso” desde el año pasado, pero criticó que “diez meses después” del inicio del proceso de acercamiento bilateral no ha habido “ninguna modificación sustancial” al embargo.

“Las medidas adoptadas por el ejecutivo norteamericano desde principios de año, aunque positivas, solo modifican de forma muy limitada algunos elementos de la aplicación del bloqueo”, dijo en el hemiciclo de la ONU.

“El levantamiento del bloqueo será el elemento esencial que dará sentido a lo avanzado”, señaló, advirtiendo que Cuba “jamás negociará su sistema socialista”.

El bloqueo fue impuesto en 1962 por el entonces presidente estadounidense, John F. Kennedy, para forzar el derrocamiento del régimen comunista de la isla. Solo puede ser levantado con el Congreso norteamericano.

Desde 1992, la Asamblea General de la ONU pide su fin a través de resoluciones presentadas por Cuba.

En aquella ocasión, la resolución había recibido 59 votos favorables y tres en contra, con 71 abstenciones y 46 países que no habían participado en la votación.

La pequeña Noemí

En representación de Estados Unidos, el embajador Ronald Godard lamentó la decisión de Cuba de presentar a votación la resolución, cuyo texto “dista mucho de reflejar los pasos importantes que se han adoptado y el espíritu de compromiso del presidente Obama”.

“Hemos hecho muchos progresos. Lamentamos por lo tanto que el gobierno de Cuba haya optado por proceder con su resolución anual”, afirmó.

“Si Cuba piensa que este ejercicio va a ayudar a hacer avanzar las cosas en el sentido que ambos gobiernos han indicado que desean se equivoca”, agregó, justificando el voto en contra de su país, que puso fin a especulaciones sobre una posible abstención.

Solo Israel acompañó a Estados Unidos, mientras que tres países que se habían abstenido el año pasado (Islas Marshall, Micronesia y Palau) su sumaron a la posición casi unánime de la comunidad internacional.

El embargo ha causado perjuicios por más de 100.000 millones de dólares a la isla, según el gobierno cubano.

Cuba debe comprar en mercados más lejanos, lo que encarece no sólo el precio de las mercancías, sino también de los fletes y seguros. En el caso de medicamentos y otros bienes tecnológicos, a veces Estados Unidos es el único proveedor.

La isla produce el 65% de las medicinas para sus 11,1 millones de habitantes e importa el 35% restante, principalmente para tratamientos de cáncer, sida y diabetes.

En ese sentido, el representante de Bolivia ante Naciones Unidas, Sacha Llorenti, recordó el martes el caso de la pequeña Noemí Bernárdez, de siete años y a quien le extirparon un tumor cerebral en septiembre y ahora debe ser sometida a quimioterapia con un medicamento oral producido en Estados Unidos.

Como no puede acceder a ese remedio de manera directa a raíz del embargo, el Ministerio de Salud cubano trata sigilosamente de adquirirlo en un tercer país, una muestra del alcance “genocida” del bloque, según Llorenti.