La justicia israelí condenó este martes a un predicador islamista por incitación al odio.

La determinación fue tomada por un tribunal de Jerusalén que condenó al jeque Raed Salah, jefe del “Movimiento Islámico – rama norte”, vinculado a los Hermanos Musulmanes, por incitación al odio, a raíz de un discurso que dio en 2007.

En éste llamó a “todos los musulmanes y árabes a ayudar a los palestinos y a lanzar una intifada (revuelta) islámica” para defender Jerusalén y la mezquita Al Aqsa.

Deberá cumplir una pena 11 meses de cárcel al líder de una organización islamista, al que el gobierno acusa de tener un papel clave en las protestas en torno a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén.

La violencia que se desató desde comienzos de octubre, cuyo epicentro estuvo en esta explanada, continuó con ataques cotidianos con arma blanca de palestinos aislados contra israelíes.

La corte endureció esa condena después de que el jeque recurriera la anterior sentencia, pronunciada en marzo de 2014. Además de los 11 meses de cárcel, el tribunal sentenció a Salah a ocho meses de cárcel en suspenso.

El abogado del líder islamista indicó que apelará ante la condena.

Además, dos palestinos hirieron a cuchilladas a un soldado israelí tras lo cual fueron abatidos a balazos por otros militares en la Cisjordania ocupada, anunció el ejército.

El soldado fue atacado y sufrió “heridas moderadas” cerca de Gush Etsion, entre Belén y Hebrón. “Los militares respondieron al ataque abriendo fuego inmediatamente”, añadió la fuente. Luego, un portavoz del ejército confirmó a la AFP que ambos agresores habían sido abatidos.

Netanyahu llama al orden a su gabinete

Por su parte, el primer ministro israelí llamó en esta jornada al orden a su gabinete tras unas polémicas declaraciones sobre la presencia israelí en la explanada.

En medio de intensos esfuerzos diplomáticos, la subsecretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, Tzipi Hotovely, desató el miedo entre los palestinos al afirmar que sueña con “ver la bandera israelí ondeando en el Monte del Templo”, el nombre que le dan a la explanada los judíos, que también lo consideran un sitio sagrado.

El gabinete de Netanyahu reaccionó rápidamente reiterando que se va a mantener el reglamento de 1967, que estipula que los musulmanes pueden rezar en el lugar y los judíos pueden visitarlo pero no orar.

Los palestinos acusan a Israel de ir avanzando para lograr que los judíos puedan rezar en el lugar, situado en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en las ruinas del antiguo templo hebreo.

El aumento de la presencia de judíos en el lugar, el hecho de que algunos visitantes recen clandestinamente pese a las prohibiciones y las declaraciones incendiarias de los políticos, han atizado las tensiones.

Este martes, un israelí de 76 años que recibió un disparo en la cabeza y fue acuchillado en el pecho el 13 de octubre murió por complicaciones de sus heridas.

Los incidentes y protestas han causado la muerte de 58 palestinos, un árabe israelí y nueve israelíes judíos.

Jóvenes sin perspectivas de futuro

La violencia ha generado intensos esfuerzos diplomáticos para frenar la tensión ante el miedo de que comience una nueva intifada.

Mucho de los jóvenes que participan en los incidentes nacieron bajo la ocupación israelí y no tienen perspectivas de futuro, en un momento en que el proceso de paz languidece y se difumina el sueño de un Estado palestino.

El maratón diplomático de la semana pasada incluyó una reunión bilateral en Berlín entre Netanyahu y el secretario de Estado, John Kerry, antes de un viaje del estadounidense a Ammán para entrevistarse con Abas y el rey Abdalá de Jordania.

El resultado fue un acuerdo para instalar cámaras en la explanada donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, que Netanhayu dijo que serviría para refutar las acusaciones de que Israel está violando el ‘statu quo’ y para mostrar de donde vienen realmente las provocaciones.

Sin embargo, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) había criticado la iniciativa advirtiendo que permitiría que Israel ejerciera más control sobre el lugar y que podría ser usado “en contra de los palestinos”.

El plan comenzó con mal pie después de que el lunes el equipo jordano encargado de instalar las cámaras afirmara que la policía israelí le impidió trabajar.