Serios problemas psicológicos habría estado atravesando la mujer acusada de intentar estrangular a su hija de nueve años al interior de su domicilio en una parcela del sector Alfalfares de La Serena.

Aunque aún es materia de investigación, la principal tesis que se maneja es que la mujer de 33 años sufría de algún tipo de delirio cuando llevó a cabo el parricidio frustrado que ahora la tiene cumpliendo la medida cautelar de prisión preventiva.

El día de su detención, personal de la Brigada de Homicidios de la PDI afirmó que evidentemente la mujer “no se encontraba en un estado normal de conciencia”.

Esto fue ratificado por el jefe de la Brigada de Homicidios, Jaime Rojo, quien precisó que “a simple vista era fácil detectar que presentaba algún tipo de trastorno mental, ya que cuando la detuvimos hablaba incoherencias, y mencionaba situaciones que no tenían que ver con la realidad, como de matanzas y cosas por el estilo”.

El grado de descontrol mental de la presunta parricida alcanzó su máximo nivel el día lunes, sin embargo -de acuerdo a fuentes policiales- habría presentado un comportamiento extraño desde hace unos seis meses, cuando se separó de su pareja, con quien convivía hace al menos 10 años.

En ese momento debió trasladarse a vivir con sus padres a la parcela de Alfalfares, junto a las dos hijas que tenía con su ex conviviente -de 4 y 9 años- y su hijo mayor, un adolescente de 16 años.

Allí, presumiblemente, la mujer habría comenzado a desarrollar una severa depresión, la que había alertado a sus familiares, los que sin embargo nunca imaginaron que aquella supuesta patología la llevaría a intentar cometer el abominable crimen.

Servicio Médico Legal

Estas aparentes anomalías psiquiátricas ¿podrían determinar que la mujer no pueda ser juzgada? Aquello es algo que también debe ser investigado.

Por este motivo la Fiscalía de La Serena pedirá las respectivas pericias psicológicas al Servicio Médico Legal, para determinar si la mujer puede someterse a un juicio.

Así lo explicó el fiscal jefe de La Serena, Marcial Pérez, quien indicó que “hay indicios evidentes de alguna manía psíquica (…) Nosotros como fiscalía tenemos que investigar tanto las circunstancias que agravan como las que eximen de responsabilidad a un imputado y la enajenación mental exime de responsabilidad (…) Se va a solicitar la pericia del Servicio Médico Legal, para determinar la eventual anormalidad que puede ser la abolía, la que la eximiría de ser juzgada; una disminución, que sería una atenuante; o puede que se determine que está en un estado completamente normal, y sería sometida a juicio”.

Desde el Servicio Médico Legal, el director regional Fernando Cardemil precisó que se está a la espera de la petición de la Fiscalía para periciar a la imputada, pero especificó que los exámenes no serían tan sencillos, ya que no se trataría sólo de determinar si tiene algún tipo de patología psiquiátrica, sino de establecer si cometió el delito motivada por el trastorno mental.

Muchas veces se tiende a pensar que si una persona tiene algún trastorno inmediatamente es inimputable, pero no es así. Si ella tiene una patología, un delirio, y cometió el delito dentro de ese delirio sería inimputable, pero si aún teniendo algún problema, cometió el hecho fuera de su delirio, y eso se logra acreditar, ella es perfectamente responsable ante la ley. Eso es lo que se tiene que establecer”, manifestó Cardemil.

“No cualquier persona que se separe va a cometer una acción tan horrible como lo que hizo esta persona”, indica la psicóloga de la Universidad Católica del Norte, Marisol Urrutia.

La psicóloga es categórica al señalar que, desde su mirada, la imputada por parricidio frustrado necesariamente debió haber tenido un problema anterior, cuyos síntomas habrían quedado en evidencia luego de la separación.

En este sentido, indicó que los familiares podrían haber detectado antes las señales que la mujer manifestaba en su comportamiento y así evitar su acción criminal.

“Lo más probable es que ella haya dado señales de que algo no andaba bien. Ahí es cuando se debe activar la red de apoyo a nivel familiar y hacer que esa persona se trate, sobre todo por el riesgo que podría implicar para terceros, como pasó en este caso”, precisó la especialista.