El déficit atencional es un trastorno conductual que se asocia principalmente a los niños, pero lo cierto, es que muchas veces también se vive en la etapa adulta.

“La característica esencial de este síndrome es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad. Esto es una condición que se manifiesta a lo largo de la vida, afectando a niños, adolescentes y adultos de todas las edades. Además, existe un fuerte componente genético en la predisposición a desarrollarlo. En definitiva, el déficit atencional es un trastorno que se tiene desde niño y que puede pasar inadvertido por muchos años”, afirma el neurólogo de Clínica Las Condes, Patricio Ruedi.

Según explicó a BioBioChile la psicóloga y académica de la Universidad San Sebastián, Ximena Rojas, no es que este trastorno se desencadene en los adultos, sino que hay personas que siempre han tenido este desorden. “30 ó 40 años atrás no se conocía masivamente el déficit atencional, no se hablaba de ello, los niños lo tenían, pero no sabían o no se daban cuenta”, aseguró la profesional.

Ximena afirmó que el déficit atencional en adultos suele tener un gran impacto en la vida profesional e incluso algunos pierden sus trabajos a raíz de esto.

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Aunque muchos se las arreglan para encontrar trabajos compatibles con su trastorno o pueden desempeñarse bien debido a sus capacidades, otros tienen problemas en sus empleos por distraerse con facilidad, perder la concentración y tener que estar siempre con ayudas de memoria.

Ruedi indica que “no es raro ver profesionales exitosos de entre 30 y 40 años que se sienten muy cansados, que tienen problemas para dormir, que son dispersos y que, definitivamente, no rinden como lo hacían antes”.

“Cuando esto sucede, comienza el problema: sienten que el resto rinde más que ellos, que los otros son mejores y más capaces y vienen las dificultades con la autoestima. Lo más probable es que ellos hayan vivido toda su vida sin un diagnóstico de déficit atencional y, por lo tanto, nunca hayan sido tratados”, complementa.

Nic McPhee (CC) Flickr

Nic McPhee (CC) Flickr

Señales de que padeces déficit atencional

“Son personas muy dispersas, porque pierden el foco y andan dispersos en sus pensamientos, pueden estar hablando de algo, pero están pensando otra cosa, en un rato van cambiando de tema”, dice la psicóloga de la USS.

En definitiva, según señala la Clínica Las Condes, son personas a las que les cuesta concentrarte en una sola actividad, que mantienen una especie de “inquietud interna”, son muy desorganizados, tienen dificultad para establecer prioridades y manejar el tiempo, problemas para terminar los trabajos en las fechas adecuadas, y constantemente cometen errores por descuido.

De hecho, como estas personas “funcionan a través de la motivación”, si les satisface lo que hacen, lo harán bien, pero cuando las cosas se vuelven rutinarias, comienzan a perder el interés, su rendimiento baja y aparece el estrés. Dolores de cabeza, insomnio, malestares abdominales, sensación de insatisfacción, cansancio y mal humor, también pueden ser comunes en estos casos.

El neurólogo Ruedi, dice que muchos individuos con este trastorno también pueden ser impulsivos o hiperactivos, condiciones asociadas al déficit atencional. “Por ejemplo, las personas que siempre andan apuradas, que no toleran los tacos ni las colas, o no saben esperar; los que se desesperan con la gente lenta para caminar o son impulsivos en la toma de decisiones. Al ser hiperactivos piensan mucho, son muy creativos. El problema es que tienen muchas ideas pero la mayoría del tiempo quedan en nada, ya que concretan poco”, indicó.

La psicóloga Ximena Rojas, comenta que los adultos que sospechan tener déficit atencional, son esos “que en su mayoría han tenido historias de fracasos o dificultades escolares”.

“Todo debe ir sumado: fracasos escolares, dispersión del pensamiento, pérdida de foco fácil y, según el carácter de la persona, se acompaña con irritabilidad, porque para un adulto tiene otra complicación, que es lo laboral”, enfatizó la experta.

Derrick Collins (CC) Flickr

Derrick Collins (CC) Flickr

Cómo contrarrestar el déficit atencional

“El contrarrestarlo depende mucho de las otras competencias o habilidades que tenga el adulto. Si es emocionalmente inteligente, si tiene habilidades sociales, si posee características de líder, si tiene potencialidades de otro estilo que no sean las que valoran en los colegios o en los estilos de enseñanza universitario es posible que lo contrarreste”, aseguró Rojas.

Pero no hay que pensar que todo es malo. “Las personas con estas características tienen capacidades sobresalientes. Por ejemplo, tienen una enorme facultad para percibir todo tipo de información; tienen todas las antenas puestas. Son personas muy sensibles, muy intuitivas y muy buenos líderes. Por lo general, son exitosos si están haciendo cosas o trabajos que los estimulan“, indican desde Clínica Las Condes.

Además, son buenos para conceptualizar, es decir, con poca información pueden comprender bien un tema y suelen desempeñarse bien como vendedores, psicólogos, doctores, publicistas y arquitectos, porque entienden a los demás, son empáticos y perceptivos.

¿Quieres saber si sufres de déficit atencional?

A continuación te dejamos con un test rápido publicado por Cleveland Clinic de Estados Unidos, que podría ser una ayuda para descubrir si es tu caso.

Responde SÍ o NO a cada frase.

1. Sueles tener dificultades manteniendo la atención en el trabajo.
2. Frecuentemente no prestas la suficiente atención a los detalles o cometes errores por descuido en el trabajo, la universidad u otras tareas.
3. A menudo tienes problemas organizando tareas o actividades.
4. Te distraes con facilidad con estímulos externos.
5. Frecuentemente no terminas las cosas cuando se te dan instrucciones o no completas el trabajo o tarea escolar, tareas de casa u otras actividades, incluso cuando entiendes lo que se espera de él o ella.
6. Sueles volverte olvidadizo cuando haces tareas rutinarias.
7. Regularmente pospones o evitas las tareas que requieren una atención continua.
8. A menudo pierdes los materiales que se necesitan para completar las tareas y actividades.
9. Pareces no escuchar incluso cuando te hablan directamente.

Las personas con 6 o más de estos síntomas pueden tener déficit atencional. Como este test no es determinante, lo mejor es pedir ayuda profesional.

Rojas aclara mejor el panorama señalando que “el adulto debe acudir (a un profesional) cuando es disruptivo en la vida en general y se empieza a dañar la salud. Empiezan a perder los trabajos, o a causa de la pérdida de trabajo tienen problemas familiares o con su pareja. Deben ir a un neurólogo o psiquiatra. En casos de que la autoestima, autoeficacia o sensación de seguridad se vea afectada es recomendable ir a un psicólogo”.

¿Qué pasa si me diagnostican déficit atencional?

Si un especialista -o equipo multidisciplinario- te diagnostica el trastorno no te desesperes, porque hay tratamientos que te ayudarán a sobrellevar mejor las cosas.

La primera etapa del tratamiento es reconocer los síntomas y entender por qué ocurren. De esa manera, los pacientes y sus familias podrán hacer cambios en las rutinas diarias para funcionar mejor. También es importante disminuir la carga de trabajo y el no realizar demasiadas cosas sin priorizar ni asumir que el tiempo es limitado. Organizar, planificar y evitar el exceso de estímulos ayuda a mantenerse concentrado y a terminar las cosas que se empiezan. Además, es fundamental evitar las rutinas largas que aburran y hacer del estudio y/o el trabajo algo motivante y desafiante en el día a día”, dice Ruedi.

En el caso de los fármacos, éstos sólo se deben prescribir cuando el rendimiento y la calidad de vida de la persona está muy afectada. “Es clave que los medicamentos sean recetados por un especialista ya que muchos pueden ser contraproducentes con patologías preexistentes en los pacientes. Por otra parte, jamás se debe tomar lo que le aconseja un amigo o lo que se le indicó al hijo por la misma condición. Los tratamientos son individuales y específicos”, comenta el neurólogo.

Aunque este trastorno no tiene cura definitiva, en general los tratamientos ayudan bastante a que se vuelva algo muy llevadero y compatible con la vida laboral y personal.